Revista Argentina de Humanidades y Ciencias Sociales
ISSN 1669-1555
Volumen 11, nº 2 (2013)

Avatares de la improvisación y la estética de los vínculos

por Beatriz Massuco

Licenciada y profesora en ciencias antropológicas. Profesora titular permanente de la Carrera de Musicoterapia, Universidad Abierta Interamercana (UAI) Buenos Aires
deltiempo1988@gmail.com

 
 
Resumen

El hacer nos ha convocado a meternos en el laberinto de la improvisación y la estética de los vínculos desde distintos lenguajes. Recuperar una experiencia educativa que vivenciamos durante la última dictadura militar 1976-1983 en Argentina, para avanzar en la estrategia de pensar la improvisación también como acto transformador, de resistencia , e intentar un aporte a la pedagogía de la memoria. Retomar tres experiencias cercanas en el campo de la Educación Superior y la cotidianeidad tanto para pensar la improvisación como una perspectiva en la transmisión de conocimientos y saberes, como para interpelarnos respecto de la estética de los vínculos. Nos proponemos identificar en momentos y espacios de acciones y discursos cotidianos y profesionales la improvisación y la estética vincular como despliegue de lo personal y colectivo. Reflexionamos tomando como uno de los marcos rectores de nuestra búsqueda los aportes que propone la antropología teatral, entramados con la formación y trayectoria profesional.

 
Palabras clave
Improvisación, estética, vínculo, encuentro, transformación.
 

Improvisation and an aesthetics of links
 
Abstract

Practice has made us go from different languages into the labyrinth of improvisation and an aesthetics of links. Our goal is to recover our educational experience during the military dictartoship (1976-1983) in an attempt to go further by considering improvisation strategies as a transforming act, which involves resistance, in order to contribute to a pedagogy of memory.
This means to recover three closed experiences generated within the field of Higher Education and everyday life, attending to consider improvisation as a possible method in the transmission of knolewdge and wisdom, by letting ourselves be questioned about the aesthetics of links. We mean to identify improvisation an aesthetics of links as a personal and collective display of everyday life and professional actions and discourses within different moments and spaces. Our reflection is grounded on the theoretical framework proposed by theater anthropology and professional training and background.n.

 

Key words

Improvisation, aesthetic, link, encounter, transformation
 
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Recibido: 10 de noviembre de 2013.
Aceptado: 15 de noviembre de 2013.
 
Para citar este artículo: Rev. Arg. Hum Cienc. Soc. 2013; 11(2). Disponible en internet: http://www.sai.com.ar/metodologia/rahycs/rahycs_v11_n2_02.htm
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INTRODUCCIÓN

La propuesta de esta presentación se enmarca en aspectos de mi cotidianeidad y mi quehacer académico, lejano y cercano.
Las experiencias se fueron entramando con propuestas de colegas y propias. Fui desarrollando y avanzando en reflexiones y registros compartidos en distintos espacios: Espacio Transdisciplinario del Instituto del Tiempo; la Semana de Improvisación Libre en el ECUNHI; la Cátedra Unesco “Educación en pro de la diversidad”, en el Instituto del Profesorado M. Raspanti (2010-2013); desde la Fundación El Libro , en la semana inicial de la Feria del Libro 2013.
El armado de la escritura de cuatro experiencias es personal pero ellas tienen la potencialidad de lo grupal que se despliega luego en las miradas compartidas y en la palabra propia que utiliza las interrogaciones como manera de apertura, para seguir pensando y haciendo desde una perspectiva de crecimiento reflexivo sobre la acción.
¿Y por qué desde el “avatar”?
Desde el avatar primordial de la Humanidad improvisando para andar sobre la Tierra; para entender desde una puesta de sol, el fuego, la mirada de su congénere y la potencialidad de lo gregario para intentar entender aún la muerte y ofrecer las estéticas de los símbolos.
Pensar el avatar como transformación temporal y personal; pensar el avatar para andar el movimiento y la fotografía de los cambios en los entramados comunicativos para intentar, una vez más, camino y meta de la transmisión.
Además de las experiencias personales hay un horizonte generacional que me lo han propuesto las conversaciones que he mantenido con Camilo Porta Massuco. Fueron marco para “dar aire” a la escritura, abrir reflexiones y posicionamientos que se espejaban en el decir de la oralidad y permitieron la salida de algunos sepias, para ampliar el arco iris.
El marco también me lo ha dado la convicción de la importancia vital de las celebraciones.

DESARROLLO

I. ¿La improvisación como espacio de resistencia?
La experiencia de vida y pedagógica que tuve en el “Gabinete del Tiempo” entre 1976 y 1983, durante la última dictadura militar que asoló a la Argentina, marcó gran parte de un posicionamiento ante la vida y por ende en mi actividad académica, en diferentes instituciones públicas y privadas [1].

La transformación de “Gabinete del Tiempo” en “Instituto del Tiempo” —que hasta hoy perdura— refiere, en parte, a ese recorrido personal. La invitación a participar en el año 2010 en la Semana de la Improvisación Libre, en el ECUNHI (Espacio Cultural Nuestros Hijos), recuperado por las Madres de Plaza de Mayo en la ESMA, uno de los principales centros clandestinos de detención y desaparición de personas, fue un desafío para homenajear y socializar lo que venía pensando sobre la improvisación en relación con nuestra experiencia de juventud.

Durante los año 1976-1983 llevamos adelante un trabajo autogestivo de acompañamiento pedagógico tanto de alumnos/as que realizaban su rito de pasaje entre la escuela primaria y la secundaria como entre ésta y la universidad, así como aquellos que por distintas circunstancias, demandas y convicciones necesitaban un andamiaje para transitar sus escuelas secundarias.
Fue en el año 2009 que, desde el Espacio de Improvisación Transdisciplinaria abierto en el Instituto del Tiempo, comencé a recuperar lo vivido en aquellos años para pensar, desde esa anécdota, la improvisación que había sido vivenciada desde una espontaneidad que fue emergencia y necesidad creativa.

La intención de recobrar reflexivamente lo vivido radica en la proyección de nuevas acciones en los intercambios educativos actuales e intentar también, un aporte a la pedagogía de la memoria.

Improvisar en el marco de la transmisión de conocimientos nos convoca a un encuentro con otros/as con la perspectiva de crear desde diferentes lenguajes (científicos, artísticos, filosóficos, religiosos, cotidianos) un entramado en el que el acontecimiento devenga en transformaciones personales contextuadas, que incluyan el entorno más inmediato y que puedan ser reconocidas, explicitadas en algún momento.

Entonces, comenzamos a pensar la improvisación, también como un hecho político que en nuestra experiencia se manifestaba en clave autogestiva, en la cual el grupo, lo colectivo, ponía también en cuestionamiento a los sujetos que participábamos, aún sin saberlo, en tanto lo inmediato de las necesidades nos llevaba inevitablemente a posicionarnos en el contexto, al tomar decisiones para poder avanzar según los objetivos que nos proponíamos.

Las posibilidades de intercambios dinámicos y favorables entre nosotras, adultas jóvenes y los/as adolescentes y sus madres/padres/tutores/as se facilitaban cuando se acordaban y explicitaban deseos y se compartían códigos para llevar adelante la tarea.

Esto me ha permitido reconocer en la improvisación momentos en que la comunicación circula desde la entrega al deseo de transmitir conocimiento para lo cual es imprescindible que haya una rigurosa apropiación del mismo a partir de lo conceptual, de lo procedimental, de lo operativo; que va a variar según la naturaleza de los campos que se aborden, según los lenguajes, según los saberes cotidianos.

En nuestra experiencia, la apropiación de conocimiento y saberes/as por parte de los alumnos/as les proponía no sólo un rendimiento académico ”esperado”, sino que les generaba una autonomía que se evidenciaba en el manejo corporal, el uso del espacio, el comportamiento cotidiano con los pares, los adultos.

Considero que una de las claves en el recorrido de la improvisación es la referida a la posibilidad de que se logre una comunión entre los participantes del encuentro en tanto todos/as participen de lo común desde el deseo y el entusiasmo para lograr la socialización de lo que se sabe, de lo que se espera saber, en el marco de la creatividad que trascienda lo prescriptivo, que fluya entre lo subjetivo y la objetivación de lo real sin dejar de lado ninguna cuestión: práctica, teórica, vivencial.

En el campo educativo, sujetarse a modelos didácticos, por más innovadores que se presenten, nos lleva casi inevitablemente a propuestas prescriptivas en tanto no surgen de acuerdos entre las partes en las que se juega la transmisión, y nos dejan lejos de una improvisación que dinamice las acciones.

Pero nos fue necesario conocerlos para que se manifiesten nuevas alternativas en la espontaneidad de nuestro hacer.

Y así reforzamos la idea de que Improvisar es también detenerse en la observación, el diálogo con las/os otras/os, la percepción de las lógicas de los/as otros/as, las herramientas para la interpelación de la realidad que nos permita buscar desde allí saberes, conocimientos para avanzar en acciones significativas que abran horizontes de sentidos hacia nuevos momentos, espacios, procesos que permitan nuevas adquisiciones y se expresen en producciones que entramen acción-transformación y acompañen también lo actitudinal.

Improvisar es asimismo recuperar perspectivas, estructuras, movimientos a partir de lo adquirido, observado, conversado, vivenciado que se va sedimentando, para transitar en la espontaneidad diferentes momentos, espacios, creaciones, innovaciones.

La posibilidad de continuidad de una práctica de la improvisación favorece al despliegue de potenciales personales y colectivos que trasciendan tanto los aspectos explicativos como únicas posibilidades para intentar comprender la realidad, como los consensos homogeneizadores, de acuerdo a los campos del conocimiento que se aborden.

Implica también la búsqueda de procedimientos que destraben la lógica de la repetición que se pueda percibir en el hacer espontáneo que se juega en la improvisación para que sea tal.

En la experiencia educativa mencionada trabajamos en dramatizaciones el escenario repetitivo de lo solicitado por los docentes de las distintas instituciones educativas y el escenario “de lo posible” en el que se desplegaban diferentes lenguajes y se tensaban certidumbres e incertidumbres de la época que estábamos viviendo. Con el tiempo, las improvisaciones realizadas favorecían las transformaciones personales para enfrentar situaciones, para decisiones coyunturales.

Desde el análisis de una experiencia pasada y las perspectivas de transmisión de saberes y conocimientos de nuestro hacer actual, considero que improvisar es entramar hilos de plata flexibles y férreos.

-Que se desafíen en la socialización y el placer por el conocimiento.
-Que la continuidad de lo espontáneo se enrede con la ternura.
-Que todos estos aspectos juntos permitan movimientos en la urdimbre contextual… “mirando” para todos lados, “escuchando” todas las voces, “posicionándonos” en la provisoriedad definitiva de búsqueda con las/os otras/os.
Búsqueda que, entre 1976 y 1983, nos permitió resistir, germinando.

II. ¿La improvisación como perspectiva en la transmisión de conocimientos y saberes?
Avanzamos ante la pregunta en el marco de la educación superior que nos fue llevando a repensar la enseñanza y el aprendizaje, buscando dialogar con otros/as para favorecer aperturas y búsquedas y que, en parte expusimos en la SIL 2011 [2].

Intentar transmitir conocimientos y saberes localizados como “[…] condiciones de una reflexividad crítica que permita abrirse camino entre los sentidos comunes”[3] nos ha convocado no sólo a profundizar contenidos y técnicas en relación a distintos campos del conocimiento, sino también a posicionarnos en aspectos referidos a la improvisación, que fue adquiriendo en mis prácticas nuevo horizonte de sentido también en el marco del trabajo académico y educativo.

En el encuadre de los encuentros con distintos actores y en niveles educativos de grado y posgrado fui reconociendo tramas vinculares que se iban desplegando y que promovían de diversas maneras, el desarrollo de acciones espontáneas, en las que no sólo andábamos las temáticas y contenidos conocidos sino que también urdíamos las emociones ante lo desconocido, las búsquedas, muchas veces favorecidas por la tecnología.

Y así fue como fui reflexionando acerca de que, en el marco de lo educativo improvisar puede alejar el hacer de la enseñanza sujeta a modelos prescriptivos para armar itinerarios innovadores que dinamicen transformaciones personales y grupales desde miradas multidisciplinarias que arriesguen diálogos y prácticas interdisciplinarias y avizoren lo transdisciplinar.
El corte con lo prescriptivo que necesita la educación requiere de un desafío para arrogarse el conocimiento, para reconocer y recuperar saberes, favorecer las autoestimas; reconocer aspectos que enriquezcan el habla, la escucha, la interpelación de lo real.

“[…] hablar y escuchar exige la misma participación en un cañamazo común de palabras y gestos que representan una partitura ritmada en el espacio, partícipe de una misma cadencia”[4].

Una partitura en la que el reconocer el sí mismo, el posicionamiento con lo otro más cercano, más lejano, nos pueda permitir un canon: la palabra propia, la palabra del otro, las palabras conjuntas que puedan favorecer tanto la transmisión de saberes como una manera de afinar el percibir sensaciones que a veces, nos resultan desconocidas y que pueden obstaculizar o facilitar el intercambio.

Para interpelar se necesita también de la observación densa, interesada; la interrogación sincera, la escucha atenta, la resignificación del suceso para entrar en comunión con lo otro y avanzar en nuevos horizontes de sentido con miradas críticas, propositivas.

Y ese “otro” es el medio, la naturaleza, el entorno y sus saberes naturalizados, compartidos; son las personas que, en la interacción de los encuentros, ponen en juego la cultura afectiva, los rituales sociales, las miradas desde las cuales también vamos constituyendo imágenes andando la transmisión.

Interacciones algunas veces amenazadas que nos convocan a revisar no sólo códigos, contenidos conceptuales para profundizarlos, actualizarlos, problematizarlos sino también emociones, para así buscar armonizaciones vinculares que nos desplieguen en lo humano y nos faciliten, entre otras cuestiones, los objetivos que nos proponemos para la transmisión de conocimientos.

Creemos que la perspectiva de improvisar en el campo de la educación nos lleva permanentemente a franquear pautas, normas, sin que sean necesariamente transgredidas, buscando porosidades, pequeñas grietas por donde pueda entrar la ambrosía que despliegue prácticas en comuniones caóticas y transformadoras.

Considero que improvisar requiere de talento de quienes se aventuren a la socialización de sus conocimientos y saberes para seguir entramando la tela de las transformaciones colectivas.

Si el talento refiere a dones, dotes, capacidades, aptitudes y prudencias… allí debe estar en la responsabilidad del intercambio comunicacional, en la estética de la socialización, en cada encuentro o en algunos momentos de los encuentros, y en la potencialidad de la continuidad de la improvisación como una perspectiva clave que facilite la creatividad rigurosa, fundada, trabajada desde la espontaneidad que se andamia en saberes, conocimientos, posicionamientos, vivencias.

Entonces, al improvisar es imprescindible también reflexionar lo estético en tanto pone en juego lo sensible que se encuentra en cada intercambio humano (aún enmascarado algunas veces) y que requiere de talentosas búsquedas de objetivación en el reconocimiento y distanciamiento de implicancias subjetivas para lograr una proxemia armónica con los otros/as [5].
Pensar-actuar la proxemia es estar atentos/as al horizonte simbólico propio y del otro/a, es reconocer los gestos y el lugar corporal que se pone en juego también en el intercambio académico.

Podemos avanzar hacia la improvisación en la transmisión también desde las perspectivas del arte que “sienta la verdad y la razón del sentimiento, más allá de la verdad y de la razón del conocimiento cientificista” y además “(…) (con su vitalidad) con su poder desestabilizador, pueda contagiar, en alguna medida, el pensamiento aletargado en una confortable banalidad“, que ofrecen las propuestas prescriptivas[6].

Puedo afirmar que la experiencia personal con el arte ha favorecido la espontaneidad en la improvisación, facilitó el acto creativo de la transmisión de conocimientos y saberes académicos, permitió trascenderlos de rigideces que muchas veces proponen aún modelos innovadores de enseñanza, para favorecer estrategias que dinamizaron encerronas, las cuales muchas veces impiden transferencias generacionales.

Insistiendo: Improvisar como perspectiva para transmitir no es carecer de conocimientos y de saberes. Por lo contrario, se necesita de una amplia gama de ellos para que la improvisación pueda ser una bisagra que permita el devenir en el hacer, los cierres y aperturas de experiencias, teorías y vivencias que intenten trascender recetarios conocidos.

Creo que es andar la paradoja de un entramado sutil de búsquedas hacia una sabiduría ecológica que se solidarice en los encuentros con las personas interactuando con el entorno, y se socialice esperanzada reformulando preguntas para el conocimiento y re conocimiento de las realidades.

Elijo también dialogar con la poesía desde las preguntas que se hace la poeta Diana Bellessi:

“¿has medido el tiempo de tu corazón?”[7].
(¿ pensándose a sí misma?)

“¿cómo, desde tus ojos, Dios te mira?”
[8].
(¿ interpelando a un ser vivo que ha muerto?)

“¿será la tierra o acaso/ la ingeniería genética?”
[9].
(¿ interpelando a el binomio naturaleza-cultura?)

¿Serán éstas también algunas de las preguntas que nos abren puertas para transmitir saberes?

 

III. Puente y canoa en la improvisación colectiva
 Desde una metáfora me propongo identificar momentos y espacios de acciones y discursos cotidianos y profesionales en los que la improvisación despliega lo colectivo. Recupero estrategias que remiten a la memoria: el cuaderno de bitácora; el acompañamiento en el marco de la producción de conocimiento, el encuentro espontáneo como interacción con otros/as.
Por ello, voy a presentar breves relatos anecdóticos que me han llevado a ampliar y profundizar las reflexiones, lecturas y relaciones.

Uno de los marcos clave para avanzar en este trabajo son los aportes que propone la antropología teatral desde Eugenio Barba, que voy entramando con las propias miradas de la formación y de las perspectivas de la experiencia generacional.
¿Tiene una función social la improvisación en la actualidad?

Considero que, tanto las actividades espontáneas en la cotidianeidad que disparan sentidos sociales como las intervenciones profesionales espontáneas en el campo de la educación superior, pueden desplegar lo colectivo cuando en el encuentro se entrama la comunicación con el horizonte de los deseos y el disfrute de avanzar con y en el conocimiento y las vivencias en la praxis.

Estoy pensando la improvisación en el marco de la transmisión de conocimientos y saberes desde el lugar de la osadía que permita armar un viaje ya sea en el ámbito académico como en el cotidiano, en el que la posibilidad de moverse con los discursos y las acciones , manifieste modos de pensar y vivenciar las realidades que pueda, tanto recorrer puente entre la teoría -- la práctica y la acción-- el pensamiento; como también equipar la canoa para fluir en el recorrido del viaje según los niveles del agua , los sedimentos de orilla a orilla , los juncales , las toscas de las costas; según las cargas internas-externas con que emprendamos el viaje; los anclajes probables de acuerdo a decisiones e imprevistos.

Para remar hay que entrenarse, conocer acerca de la canoa, los remos, la corriente del río, los cambios del clima, los sedimentos del cauce, las propias habilidades, la armonía de los movimientos cuando no se anda sola/o. Para improvisar, también.

En el momento de la improvisación se entraman en presencia y ausencia: conocimientos, saberes, técnicas, creatividad, talentos para que se concrete el despliegue de lo personal y colectivo, que muchas veces usa ficciones cognoscitivas.
Para que la improvisación genere significado tiene que haber una convención, un código acordado y compartido en la interacción. ¿Se programan significados o se dejan germinar?

Según el campo del conocimiento se individualizan lenguajes en lo denotativo y connotativo. Operamos, detectamos lógicas para distinguir aspectos que se expresan en lo espontáneo y así, precisar y actuar sobre lo que observamos, escuchamos, comprendemos.

De acuerdo a lo propuesto iré ahora entramando con experiencias en las que operé colectivamente con la improvisación, brevemente recortadas:

Observatorio de trabajo final

En la UAI (Universidad Abierta Interamericana), en la Lic. de Musicoterapia, comparto desde la metodología y la escritura académica el espacio con la Prof. G. Paterlini, musicoterapeuta, y las/los alumnas/os que cursan el espacio.

Cada alumno/a expone en qué situación está respecto de su trabajo final.

Improvisamos intervenciones de acuerdo a las temáticas y las necesidades metodológicas para la producción confiable y válida de conocimientos.

¿Qué se pone en juego? La escucha, el diálogo, el intento de comprender la lógica del otro –que puede interpelar la propia–, la búsqueda en nuestros propios recorridos profesionales y en ella la formalización de un código que se pueda compartir; la práctica interdisciplinar situada institucionalmente en clave de cooperación; la vivencia del proceso de producción y la concreción de un producto.

Es así como, desde esta práctica académica, la improvisación no tiene que permitir sólo una mirada monocular disciplinar, particular, que muchas veces exagera presunciones de saber y certidumbre en el campo específico, que evitan algunas veces, los despliegues personales y colectivos. Así avanzamos en los procesos que se van desarrollando de manera colaborativa para llegar a los productos: trabajos finales: ambos (proceso-producto) únicos, colectivos y singulares.

En la improvisación intentamos crear condiciones para trascender la lógica binaria y cientificista a fin de tensionar: libertad-organización; intención-acción, igualdad-poder, presentando nudos e interrogantes que permitan la interpelación fundada y no soluciones pragmáticas que clausuren la creatividad.

Creo que en la vivencia cotidiana la improvisación requiere de posicionamientos varios en los que se engarce la acción y el pensamiento en la necesidad de inventar procedimientos poéticos, prácticas ceremoniales con los otros/as que puedan ser, tomando a Eugenio Barba ,posibilidades éticas y estéticas en las que aprovecha el proceso creativo para transformaciones, germinaciones ,que también posibiliten dinámicas interculturales personales y colectivas.

Encuentro en el subte

Mañana de otoño, en Buenos Aires. Llueve. Tomo el subte que recorre Constitución-Retiro (de mal humor: nada había salido bien)… Bajaré en la estación Diagonal, haré una combinación.

Voy tomada de un pasamano, parada, cerca de la puerta. Está lleno. Suben tres mujeres en una estación, ríen. Las observo: pienso que son de zona andina. No tienen de dónde agarrase… ríen y hablan mientras intentan no caerse.

Ofrezco mi brazo a una de ella para que se sujete, intercambiamos miradas y sonrisas. Ella, con una mano se toma de mi brazo y la otra la ofrece para que las compañeras se tomen y no caigan en la curva que hace el subte.
 Otra mujer tambalea; le ofrecen sus manos. Ella completa la montañita de manos y dice “ahora sí que no nos para nadie”.

Ya está llegando a la estación en la que todas bajamos, riendo, saludándonos, agradeciéndonos.
Después: sigue siendo una mañana distinta.

Aquí, la improvisación apareció como una partitura provisoria escrita en agua en la que se juega la elaboración de acciones que no siguen el comportamiento que se espera según tradición y lleva un modo significativo, socializante de percibir y pensar lo que se puede hacer en la dinámica espontánea de un grupo. Se desafía la noción establecida de lo posible, nos aleja de lo mecánico, nos interpela.

Entonces me pregunto ¿habrá un diseño de improvisación? Creo que no hace falta predisponerlo pero que, durante la misma hay esbozos hay “grumos” de organización, no sólo es caótico, también hay momentos de mesetas, de orden que habilita posibilidades de otros sentidos de verdad colectiva con interiorizaciones personales.

¿Será que la improvisación deja de serlo sólo cuando se convierte en producto registrado en imagen, en palabra?
Encuentro en un Taller que he coordinado con la Prof. Haydée Flesca llamado: “Estética de los vínculos”, en el marco de una Cátedra UNESCO: “Educación en pro de la diversidad”, en el Instituto del Profesorado M. Raspanti. Tomo la copia textual de la bitácora que realizó una alumna que se estaba formando como docente de Educación Especial, luego de un encuentro de trabajo colectivo, en el año 2011.

“…una de las alumnas nos aclara que cuando se va del taller lo hace con muchos interrogantes y no con respuestas: la hace reflexionar sobre sus propios pensamientos y convicciones. Nos dice ´Nos vamos pensando en lo que teníamos por seguro y ahora no es tan así`. ¿Naturalizamos cosas que a simple vista nos parecen adecuadas y que quizás no lo son? ¿Qué debemos mejorar cuando priorizamos nuestras acciones? ¿Prestamos atención a lo desconocido y nuevo?”

Quizás la improvisación permita anclar en la memoria la vivencia de que, conjuntamente con el registro de lo vivido. se puedan propiciar transformaciones singulares que trasciendan lo prescriptivo de la educación, lo naturalizado de muchas experiencias sociales, lo obvio reproducido sin interpelación, para andamiar nuevos horizontes de sentidos sociales que también surjan de los espacios educativos ,si se internaliza la continuidad en su práctica ,enriquecida .

De los casos mostrados puedo pensar que improvisación es experiencia de canoa en un viaje con otras/os en el cual se producen tensiones y movimientos entre : identificación –extrañamiento (que juegan con la confianza); la interioridad (el sentimiento, el estado de ánimo, la biografía) - la exterioridad (lo otro, el contexto); la acción-el pensamiento; lo estático-el movimiento; lo que se sabe-lo que no se sabe; lo visible-lo invisible; la peripecia de lo histórico- los avatares del presente en la situación de tender también , puentes provisorios entre tiempos y espacios, entre la creatividad y la receptividad elegidas.

Y así considero que la improvisación efectivamente puede llegar a tener una función social si no es temida, si enriquece una praxis social que promueva viajes osados cada vez que haya que poner “manos a la obra “, concentrarse en las decisiones tomadas según los marcos que guían el viaje, los entrenamientos necesarios e imprescindibles que nos permitan soltar el ancla, subir los remos, dejar que, a veces, la corriente lleve porque conocemos el encuadre en el que estamos realizando el viaje.

¿Estamos intentando algo verdadero que se opone a lo prescriptivo, conformista, normalizado, al improvisar en las intervenciones ya sean académicas o cotidianas? ¿Posibilitamos con la continuidad de la improvisación un entrenamiento estético-ético de los talentos personales en comunión con lo colectivo si del registro de lo sucedido podemos anclar nuevas miradas y prácticas?

 

IV. ¿Es posible pensar y hacer experiencia de la estética de los vínculos?
La experiencia que da lugar a este momento del trabajo fue presentada en la apertura de la Feria del Libro en el año 2013 con la Prof. Flesca con quien coordiné un Taller de capacitación docente en el marco de la Cátedra Unesco “Educación en pro de la diversidad”, en un Instituto de formación docente, Monseñor M. Raspanti durante 2002-2013.
A partir de observar lo actitudinal como una de las claves que obstaculizan los encuentros en las instituciones educativas y fuera de ellas, es que nos propusimos el desafío de trabajar 2010-2013 sobre una propuesta que sugiere la Prof. Flesca: La estética de los vínculos

Entre los avatares que propone el tema estuvieron las dudas de algunas alumnas y colegas que solicitaban, antes que nada, “bibliografía”. Mayor fue el desafío para poder socializar lo que ya veníamos haciendo y reflexionando, aún sin ponerle ese nombre y abriendo camino a lo bibliográfico, partir de necesidades, deseos, intereses y aperturas que iban surgiendo.
El trabajo de Taller se comprometió con lo interdisciplinar y esbozó lo transdisciplinario desde las formaciones de quienes coordinábamos, como así también de algunas invitaciones que realizábamos.

A partir de esta experiencia, y ante el interés de los organizadores del espacio de Educación especial de la Fundación El Libro, es que pudimos ampliar la socialización de nuestro hacer no sólo en un relato de la experiencia sino en un debate de intercambio con el público asistente a la 39 Feria del libro 2013.

La aclaración inicial fue que estábamos compartiendo en la dinámica del mismo devenir. Es decir: no había productos cerrados, sólo camino abierto para seguir andando.
Entonces recordamos a F.Dolto cuando considera que el primer sentimiento que ella ve experimentar a un niño cuando llega el mundo, es el de la belleza.

Y buscamos una mirada de Guayasamín sobre ese encuentro estético inicial que puede llegar a ser el vínculo madre-hijo. (imagen 1).


Oswaldo Guayasamín, Maternidad (s/d)

En tanto la propuesta de taller se fue realizando con alumnas del Profesorado de Educación Especial, Prof. de Psicología, Carrera de Psicopedagogía (posteriormente se incluyó desde la virtualidad el Prof. de Ciencia Sagrada) y estamos desde las distintas disciplinas, en muchas oportunidades, refiriéndonos a ese vínculo primario y su estimulación.

El trabajo con diferentes dinámicas grupales, a través de las cuales proponíamos contenidos iniciales para que luego fueran surgiendo según intereses, necesidades y deseos de las alumnas, nuevas propuestas que íbamos “negociando” sobre la base de acuerdos provisorios que no perdían el eje temático.

Partimos de lo obvio como algo clave a trabajar para armar código conceptual y operativo con la convicción de que, a lo largo del año que tenía la cursada iba a ir cambiando, profundizándose de acuerdo a : situaciones grupales, algunas personales e institucionales ; pero sin perder “el hilo de Ariadna”: la estética de los vínculos.

Incluir la obviedad nos permitió revisar la conceptualización que realizábamos de: subjetivo-objetivo; objetividad neutral - objetividad construida; certidumbre-incertidumbre; homogeneidad-heterogeneidad; regulador-emancipador, para pensar contextos educativos, para analizar nuestra práctica.

El hacer en Taller permitió salir de un manejo único del espacio como alguna vez lo pintó Antonio Berni y que aún permanece en el tiempo en las aulas (imagen 2).


Antonio Berni. La escuelita rural (1956)

 

El hacer desde nuestra propuesta ha tenido muy presentes el diálogo, la escucha, el silencio que entramaran acciones, creencias y búsquedas conceptuales sistemáticas, rigurosas y fundadas, favoreciendo espacios que podrían aparecer, a veces, caóticos como el que podemos percibir en un encuentro con la estética de Violeta Parra (imagen 3).


Violeta Parra. Fiesta en casa de Violeta (1964)


Fuimos favoreciendo los juegos dinámicos, las dramatizaciones, las búsquedas conceptuales orientadas, la presentación y análisis de casos, la elaboración de bitácora y el debate participativo desde diferentes lenguajes que iban surgiendo, que proponíamos.

Cada encuentro podía ser “un pretexto” para trabajar procedimientos referidos a la interpelación, la argumentación, la comunicación oral, la escritura individual y colectiva.

En todos los encuentros trabajamos la bitácora para favorecer tanto el trabajo colectivo en proceso, la continuidad de acciones y reflexiones, los cambios fundados como la posibilidad de explicitar testimonios del pasado-presente que puedan ser interpelados para poder argumentar sobre ellos.

Este recorrido requiere de manera imprescindible, trabajar lo conceptual que también permita acciones transformadoras en las que se puedan explicitar las estéticas vinculares que iban circulando en los climas de trabajo, en momentos de la actividad que se desarrollaba.

¿Con qué procedimientos y conceptos claves fuimos entusiasmando hacia otras búsquedas?
La escucha de diferentes lenguajes musicales para sensibilizar la actividad, la observación de diversas obras como la de Wilfredo Lam (imagen 4).


Wilfredo Lam. La jungla (1944)

Nos fueron permitiendo “ponerle nombre” a lo que acontecía y así fuimos trabajando los conceptos de “Estética”, pensando a Ranciére, como aquello referido a la belleza, la armonía, lo que permite identificar objetos, modos de experiencias y formas de pensamientos que se expresan en prácticas singulares y colectivas a partir de las artes.

El concepto de vínculo pensando a Pichón-Riviére y observando a Frida Kahlo (imagen 5).


Frida Kahlo. Las dos Fridas (1939)


Como la unión que un sujeto puede establecer consigo mismo o con otros/as, como se puede inferir en la obra de J. Torres García (imagen 6).


Joaquín Torres García. Paisaje de ciudad (1928)

 

Relaciones que siempre están insertas en la cultura.
También abordamos “conductas estéticas” retomando lo que nos hizo reflexionar Ranciére en torno a percibir y explicitar lo sensible que permite promover prácticas que incluyan el arte en la vida cotidiana y escolar, no desde el discurso del arte. No desde el arte como distinción social; sí como puente hacia manifestaciones artísticas tanto de identificación como de extrañamiento (imagen 7).


Roberto Mamani. Imillas (s/d)

 

Pensando desde la identificación, el extrañamiento, observando una obra de Mamani, plástico de la república pluricultural de Bolivia, no pudimos dejar de trabajar el concepto de “configuraciones culturales”. Pensando la propuesta de Grimson, desde sentidos culturales que se articulan en momentos históricos, que surgen de procesos complejos y se van posicionando en horizontes futuros con zonas de fronteras en los intercambios entre las personas en los que se hace imprescindible una porosidad, también estética, en los vínculos , para favorecer la comprensión de códigos.

Si nos detenemos en pensar la Estética de los vínculos en el marco de las obras presentadas y realizando búsquedas en relación a los contextos de surgimiento de las obras y sus aspectos coyunturales no podemos dejar de preguntarnos acerca de ¿ qué relación podemos realizar entre las manifestaciones plásticas y las estéticas de los vínculos que puedan surgir en la socialización de las mismas en contextos educativos?

Avanzando en lo conceptual abordamos la “transdisciplinariedad”, pensando a Stolkiner y a Morín para referirnos a momentos en que lo interdisciplinar se despliega y los lenguajes y prácticas disciplinares se entraman con otros campos de conocimientos, saberes y prácticas cotidianas[10].

Intentamos pensar la estética para hacer una búsqueda de lo armónico y lo diverso que se relacione con lo individual y colectivo, que convoque al arte y lo trascienda como materia a dictar o discurso didáctico a implementar para incluirlo en la vida cotidiana, como una elección en los encuentros con los/las otros/as y lo otro, que es también el medio natural como lo puede mostrar Cándido Portinari (imagen 8).


Cândido Portinari. Meio ambiente (1934)

 

Percibirlo como una forma de vida posible en la que lo actitudinal y gestual está necesariamente entramado en las transformaciones que nos acompañen fuera y dentro de las instituciones escolares.

Intentamos siempre, que los posicionamientos prácticos y teóricos fueran trabajados tanto desde la interpelación ,para lo cual trabajamos la observación, la mirada crítica que apela a avanzar en el conocimiento a través de la interrogación, la problematización y la fundamentación de lo dicho; como de la argumentación, trabajando una idea central, desarrollando temas, subtemas asuntos sobre la misma, desarrollando fundamentación desde citas bibliográficas y referencia a ejemplos académicos y de la cotidianeidad.

Muchas conversaciones que fuimos teniendo surgieron a partir de preguntas, algunas de las cuales compartimos con la intención de avanzar en reflexiones y propuestas:

-Entre lo que las alumnas han esperado encontrar en ese taller y lo que realmente encontraron, ¿cuál es la porosidad para afrontar lo inesperado? ¿Cómo modifica el clima del encuentro, la expectativa, la búsqueda?
-¿Cómo nos vinculamos con nosotras mismas, con las/los otros/as, con la naturaleza?
-¿Qué propuestas estéticas podemos ofrecer para cambiar climas con los /as alumnos/as y en lo cotidiano?
-¿Cuáles creen que pueden ser las relaciones entre la estética de los vínculos y la ética?
-¿Cómo pensar las estéticas de los vínculos en una sociedad mercantilista?
-¿Cómo podría el arte transformar las condiciones de existencia colectiva?
-¿De qué manera podemos enriquecer el discurso y las prácticas artísticas para promover, explicitar, callar la dinámica de estéticas vinculares armónicas?
-¿De qué manera podemos visibilizar y dinamizar los microacontecimientos sensibles, perceptivos, cotidianos?
-¿Cómo andamos en búsqueda de lo bello para socializarlo?
-¿Qué creemos que modifica la belleza la mirada hacia lo otro y los/as otros/as?
-¿Qué puertas abre lo estético hacia lo ético y el encuentro?

En nuestras conversaciones han surgido contradicciones y obstáculos, que muchas veces proponen algunos/as integrantes de las instituciones educativas quienes considero que no han enfrentado con creatividad la burocracia y los climas que el sistema educativo propone en especial en áreas vulnerables / vulneradas de la sociedad. Desde allí resisten por diversos motivos, a la libertad de crear procesos en los que la improvisación no sea temida y la búsqueda de nuevas estéticas no quede entrampada en un “como sí” que, muchas veces no sale de una suposición innovadora que repite no sólo propuestas no auténticas, sino también éticas muy lejanas a las transformaciones que requiere nuestro tiempo, en nuestro medio.

Considero que hay una necesidad histórica en nuestra región-latinoamérica- de realizar un cambio cultural profundo que proponga un giro estético en los vínculos que desplieguen la ética colectiva. En esta necesidad estamos los docentes que tenemos la convicción desde hace muchos años, de que la educación, al decir de Freire, es para la libertad y emancipatoria en el despliegue de las capacidades personales y colectivas que favorezcan la autogestión que rompa cadenas reproductivas.

De allí que, al decir de la poeta Alejandra Pizarnik :
“Necesitamos un lugar donde lo imposible se haga posible… Es en el poema, particularmente, donde el límite de lo posible es transgredido de buena ley, arriesgándose”[11].

¿Podremos las personas que vivimos esta época, también como docentes, tender puentes y equipar canoas para arriesgarnos con las manifestaciones artísticas en búsqueda de estéticas vinculares que puedan favorecer también transformaciones éticas sostenidas individual y colectivamente?

CONCLUSIÓN
Como no me propongo “finalizar “, “ demostrar”, “ rematar ” nada de lo que he expuesto , creo que me interpela más la palabra “ concitación”. Como sea, es provisorio, para seguir haciendo y pensando temas que vienen desde los orígenes…
Entonces me surge compartir lo siguiente:

  • Tanto la improvisación como la estética de los vínculos necesitan de encuentros que hermanen emociones en búsqueda del placer en la creatividad.
  • Estar atentos/as para la empatía y la distancia desde el respeto por lo mismo y lo diferente, lo propio y lo colectivo, nos mantiene en vigilia, alertas en nuestro hacer.
  • La improvisación puede ser un momento de una experiencia más amplia o como una experiencia; la estética de los vínculos, un recorrido transversal en el clima del hacer con los otros/as.
  • En lo espontáneo de la improvisación se juegan espacio-tiempo, de un aquí-ahora agrietados de pasado con enriquecimientos sutiles hacia el futuro.
  • Para improvisar necesito también decir en la pregunta cuestiones que conozco para que sucedan cosas sencillas, y en el hacer surge el plural y me permite que “lo natural” no sea embrutecerse.
  • En la improvisación, en algún momento la dificultad no es operativa, “eso “que está pasando incierto, sea un aporte también para lo vincular.
  • La canoa no recorre ríos únicos ni en una misma dirección: a veces va contra corriente; otras, se deja llevar .El/la timonel, atento/a.

Referencias


1. Massuco, B. "Cuándo maestrás, ¿alumnás?: memoria de enseñanzas y aprendizajes". Revista Argentina de Humanidades y Ciencias Sociales. Buenos Aires: Sociedad Argentina de Información, vol. 1, no. 1 (2003). Volver al texto


2
.SIL: Semana de la Improvisación Libre, de la Carrera de Musicoterapia, UAI, en ECUNHI, septiembre 2011. Volver al texto


3.Grimson, A. Los límites de la cultura. Buenos Aires: Siglo XXI, 2010, p. 96. Volver al texto

4. Le Breton, D. Las pasiones ordinarias: antropología de las emociones. Buenos Aires: Nueva Visión, 1999, p. 99. Volver al texto


5.
Ibidem. Volver al texto


6.
Oliveras, E. Estética: la cuestión del arte. Buenos Aires: Emecé, 2010, p. 379. Volver al texto


7.
Bellessi, D. Tener lo que se tiene. Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2010, p. 521. Volver al texto


8.
Ibid., p. 794. Volver al texto

9. Ibid., p. 780. Volver al texto

10. Nuestras formaciones nos abrieron posibilidades para un efectivo diálogo interdisciplinar. Compartimos ambas coordinadoras del espacio ser maestras normales nacionales además de diferentes profesiones: Flesca Prof. de Lengua y Literatura, Lic. en Psicología; yo, Prof. Lic. En Ciencias Antropológicas. Asimismo abrimos intercambios hacia otros saberes según invitaciones realizadas, por ejemplo: mujeres voluntarias de Hospital de niños de La Matanza; madres del paco; hermanas de congregación religiosa que se dedicaban a rescatar mujeres esclavas sexuales. Volver al texto

11. Pizarnik, A. Prosa completa. Buenos Aires: Lumen, 2003, p. 504. Volver al texto
 
Obras citadas

Barba, E. La canoa de papel: tratado de antropología teatral. Buenos Aires: Catálogos, 1994.
Dolto, F. La causa de los niños. Barcelona: Paidós, 1996.
Freire, P. Pedagogía del oprimido. Buenos Aires: Siglo XXI de Argentina, 1974.
Morin, E.et al. Carta de la transdisciplinariedad. En: http://www.filosofia.org/cod/c1994tra.htm [consulta: nov. 2013].
Pichon Riviere, E. Teoría del vínculo. Buenos Aires: Nueva Visión, 2003.
Rancière, J. El malestar en la estética. Buenos Aires: Capital Intelectual, 2011.
Stolkiner, A. La interdisciplina: entre la epistemología y las prácticas. En: http://www.campopsi.com.ar/lecturas/stolkiner.htm [consulta : nov. 2013].

 

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