Revista Argentina de Humanidades y Ciencias Sociales
ISSN 1669-1555
Volumen 2, nº 1 (2004)

ANALECTAS

Si creas historia, cosecharás tempestades
por Lic. Andrea Martínez Filomeno, Dra. Florencia Coronel, Lic. Sandra Tatarow, Dr. Claudio Parula, Lic. Adriana Romeo
Trabajo de investigación realizado en el período 1999-2000 y publicado en la Revista Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduatos, nº 27 (2001).

Resumen
El objetivo es relacionar dos campos del conocimiento: el psicoanálisis y la filosofía de la ciencia teniendo como concepto rector la noción de ciencia revolucionaria y como referente las postulaciones teóricas elaboradas por Copérnico-Galileo, Darwin y Freud, de manera tal de demostrar que la postura teórica de Freud constituyó una revolución científica similar a la que produjeron Copérnico-Galileo y Darwin. El método utilizado para tal fin es el interpretativo de indicios, los que surgen a partir del análisis de documentos históricos y biográficos, permitiendo la reconstrucción de algo oculto, un proceso revolucionario en el campo de la ciencia: la revolución psicoanalítica. En función del análisis efectuado, podemos concluir que Freud fue un creador de historia al igual que Copérnico-Galileo y Darwin, convirtiéndose en un nuevo revolucionario pues generó un cambio profundo y radical (revolución) en el campo del conocimiento científico, dando lugar a la aparición de lo nuevo, que generó tempestades de ira y de furia, metáfora que alude a la violencia que se evidencia fundamentalmente en el discurso.

Abstract
In this paper two fields of knowledge --psychoanalysis and philosophy of sicence-- are brought into relation by applying the notion of revolutionary science to the theoretical postulates of Copernicus-Gallileo, Darwin and Freud. The aim is to demonstrate that Freud's theoretical position constituted a scientific revolution in the same way as did those of Copernicus-Gallileo and Darwin. Historical and biographical documents are examined using marks interpretative method to reconstruct something that is hidden, the revolutionary innovation in the field of science, the Psychoanalytical Revolution. On the basis of this analysis, it is concluded that, like Copernicus-Gallileo and Darwing, Freud was a revolutionary who made history, bringing about a change both radical (revolutionary) and profound in the field of scientific knowledge that opened the way for new figures who would create tempests of rage and fury, a metaphor fot the violence in the discourse.

Palabras clave
Historia de la Ciencia; Revolución; Revolución científica; Revolución política; Violencia; Historia; Psicoanálisis.

Key words
History of Science; Revolution; Scientific revolution; Political revolution; Violence; History; Psichoanalysis.

Texto
Se presenta este trabajo de investigación realizado en la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados en el período 1999-2000. Con el objetivo de relacionar dos campos del conocimiento: el psicoanálisis y la filosofía de la ciencia, se tuvo como concepto rector la noción de ciencia revolucionaria y como referente, las postulaciones teóricas elaboradas por Copérnico-Galileo, Darwin y Freud, de manera tal de demostrar que la postura teórica de Freud constituyó una revolución científica similar a la que produjeron Copérnico-Galileo y Darwin.

El filósofo de la ciencia que caracterizó la noción de ciencia revolucionaria fue T. Kuhn y en razón de ello consideramos necesario presentar la postura teórica de dicho autor a fin de contextuar la noción de ciencia revolucionaria.

Cabe señalar que el objeto de estudio de la filosofía de la ciencia es el conocimiento científico, es por ello que una de las preguntas fundamentales de esta disciplina apunta a la caracterización de la ciencia, en función de lo cual T. Kuhn sostiene que la manera en que se caracterice la ciencia dependerá de cómo se conceptualice a la historia de la ciencia.

Este autor caracteriza la historia de la ciencia desde una perspectiva normativa interpretativa y en función de ello sostiene que la misma es la historia del espíritu filosófico de una época, es decir la manera en que los hombres conciben el mundo en una época determinada. La tarea del historiador según esta perspectiva será poner de manifiesto la integridad histórica de una ciencia en su propia época, para lo cual se debe relacionar las afirmaciones de un científico con las de sus maestros contemporáneos y sucesores. En síntesis, la tarea del historiador se centrará en contextuar el pensamiento de un científico en función de la época en la que la obra fue creada, es decir que lo fundamental es entender el pensamiento de un científico en el contexto en que se generó y desarrolló.

A partir de esta caracterización de la historia de la ciencia, Kuhn va a definir la ciencia de una manera cíclica, en donde se alternan períodos de ciencia normal y períodos de ciencia revolucionaria.

Es importante señalar que la noción de ciencia normal y ciencia revolucionaria están en íntima relación con la noción de paradigma, por lo cual creemos necesario conceptualizar la misma.

En el texto La revolución copernicana Kuhn no hace referencia a la noción de paradigma, sin embargo en su lugar aparece el concepto de esquemas conceptuales, refiriendo los mismos como una especie de red conceptual a la cual se pueden adaptar las observaciones y los descubrimientos.

Dichos esquemas cumplen dos funciones: una puramente lógica caracterizada por prestar ayuda a la memoria del científico, de manera tal que recuerda una serie de premisas evitándose así tener que recordar una serie interminable de observaciones, es decir que las premisas actúan a la manera de modelos que reemplazan la lista de observaciones, puesto que éstas pueden derivarse de aquél, esta función por ende apunta a la economía conceptual. La otra función de los esquemas conceptuales es la función psicológica, la cual depende de las creencias del científico, le brinda a él no sólo tranquilidad y confianza, sino también satisfacción cosmológica, pues le proporciona respuestas en relación, por ejemplo, con el lugar del hombre o de dios en el mundo.

En síntesis, un esquema conceptual guía al científico en lo desconocido y le permite a su vez organizar la investigación. En el libro La estructura de las revoluciones científica recién aparece la noción de paradigma, donde Kuhn lo refiere principalmente en dos sentidos. El primero alude a las realizaciones universalmente reconocidas que durante un tiempo funcionan como modelo y determinan no sólo qué es un problema sino también las soluciones al mismo aceptadas por la comunidad científica.

El segundo sentido alude al conjunto de reglas con relación a ciertos compromisos: los teórico conceptuales (expresado en leyes y teorías), los instrumentales (indican qué considerar instrumento y sus formas de utilización), los metafísicos (referidos a entidades que pueblan el universo) y los metodológicos (referidos a las técnicas utilizadas en la investigación científica). Dadas las críticas que Kuhn recibe en torno de la noción de paradigma --pues la misma se tornó ambigua, ya que si bien resalta los dos sentidos señalados con anterioridad, utiliza el término paradigma para otros significados-- es que en la posdata de 1969 redefine esta noción subrayando nuevamente dos sentidos: el global y el específico. El sentido global refiere a la noción de matriz disciplinar, entendida como un conjunto organizado de elementos que son las generalizaciones simbólicas (elementos formales o fácilmente formalizables [encontramos aquí a las leyes y definiciones]) los modelos (estructuras fácticas con valor heurístico y metodológico que indican cómo considerar a un enigma y qué condiciones debe cumplimentar una explicación), los valores (brindan unidad y sentido de pertenencia a los miembros de la comunidad, siendo uno de los elementos más cuestionados en los períodos de ciencia revolucionaria) y los principios metafísicos (creencias de suma importancia en la orientación de la investigación).

El sentido específico de la noción de paradigma alude a la noción de ejemplar, entendida como soluciones a problemas concretos que son los que se le dan al estudiante para que aprenda la forma de resolución --es decir que tienen una función didáctica-- y los problemas técnicos, que indican cómo debe realizarse el trabajo profesional. Cuando hay un paradigma consolidado, es decir que se conformó una comunidad científica, la actividad que desarrollan los científicos (Kuhn la denomina ciencia normal) es la resolución de enigmas. Estos son problemas que tienen una solución asegurada aplicando las reglas que fija el paradigma, siendo la característica esencial de un enigma la seguridad de su solución, dependiendo esto únicamente de la habilidad del científico.

En síntesis, la actividad de ciencia normal se circunscribe a un intento de obligar a la naturaleza a encajar dentro de los límites del paradigma y esto se logra justamente a partir de la resolución de los enigmas, razón por la cual se prohibe al científico producir innovaciones fundamentales, es decir está prohibido crear nuevas teorías, sólo se permite aplicar la propuesta paradigmática. Ahora bien, al científico se le presentan cierto tipo de problemas que no pueden ser resueltos y en principio se sospecha de su habilidad para su resolución, sin embargo dado que el problema persiste, se ponen en duda las reglas y los compromisos que propone el paradigma (Kuhn denomina anomalías al tipo de problemas que genera la falta de confianza en las reglas del paradigma).

Como consecuencia del surgimiento de la anomalía se genera dentro de la comunidad científica un estado de insatisfacción, por un lado, pues no se logran las expectativas y por otro, un estado de confusión, pues aquello que permitía resolver algo ahora no lo logra, entrando en crisis entonces la ciencia normal, lo que dará lugar a la actividad de ciencia revolucionaria. Kuhn define a la ciencia revolucionaria como episodios de desarrollo no acumulativo del conocimiento en el cual se da el cambio de un viejo paradigma por otro nuevo, incompatible con el anterior y que resuelve la anomalía que generó la crisis, pues para tal fin se comienzan a crear teorías, fenómeno que caracteriza a la ciencia revolucionaria. Cabe destacar que los términos asociados por Kuhn a la noción de revolución científica son: cambio profundo, cambio radical, metamorfosis y transformación. El cambio paradigmático implica un cambio conceptual radical que posibilita un desarrollo conceptual que afecta tres campos: 1. Distintos paradigmas afirman entidades diferentes en el universo y la forma en que ellas se desarrollan. 2. Redefinición de la especialidad por cambio de reglas y métodos. 3. Algunos enigmas del viejo paradigma son rechazados por metafísicos. En función de lo expuesto surge el interrogante: ¿por qué debe llamarse revolución a un cambio de paradigma? Luego de haber analizado la noción de ciencia revolucionaria y a fin de responder a este interrogante, es necesario analizar cómo fue caracterizándose la noción de revolución desde el punto de vista histórico a fin de contextuar en dicho análisis la noción de revolución científica.

En un comienzo la noción de revolución tenía un sentido técnico cuyo significado era el retorno al principio, es decir un retorno cíclico que alude a la revolución de los planetas en sus órbitas. Luego el concepto de revolución fue tomando la significación de cambio de gran magnitud que implicaba la instauración de un nuevo orden que rompe sus vínculos con el pasado, dando lugar a la neta división entre lo nuevo y lo viejo. Este significado está en directa relación con los cambios a nivel político. Dados los dos sentidos expuestos, la interrogación que se desprende ahora es: ¿cómo se produjo dicha transformación conceptual?

En su obra La revolución en la ciencia Bernard Cohen muestra cómo se fue modificando el concepto de revolución a lo largo de la historia: · En latín revolución está relacionada con el verbo "revolvere" que significa volver atrás, releer, repensar y retornar. · Revolución también está en relación con el sustantivo "revolutio", término técnico utilizado en matemática y astronomía en la Edad Media, que designa un suceso periódico por el que atraviesan las etapas sucesivas de un ciclo. Sin embargo también el término revolución alude al surgimiento y caída de las civilizaciones. Cabe destacar que en ese momento histórico existe confusión entre el término revolución y rotación.  En el siglo XVII la noción de revolución tenía dos sentidos diferentes. Por un lado designaba un proceso cíclico, es decir un retorno a una situación anterior pero ligado ahora a los asuntos humanos; por el otro, la noción de revolución remitía a la idea de vuelco, entendido como un cambio de magnitud considerable en los asuntos del estado, adquiriendo así un sentido ligado a la política. Hacia finales del siglo XVII se asoció la noción de revolución a la de derrocamiento de un régimen político, adquiriendo el sentido de cambio de gran magnitud, separándose así la connotación de vuelco de la de retorno cíclico. Ahora bien, si centramos nuestro análisis en la Revolución Francesa y en la Revolución Rusa --ejemplos de revoluciones políticas para Kuhn--, queda claro que como consecuencia de ellas aparece una sociedad nueva con un sistema de gobierno nuevo, un nuevo hombre, una nueva concepción del trabajo donde se valora el talento, que va a tratar de borrar todo vestigio de la sociedad o sistema de gobierno considerado ahora viejo y obsoleto.

Cabe destacar que el nuevo sistema surge como producto de una crisis motivada por la imposibilidad de resolver el problema de la exclusión de cierto sector de la población del sistema, lo cual daba lugar a la no posibilidad de gozar de los beneficios de éste, es decir cierto sector de la población quedaba marginado, siendo cada vez mayor, padeciendo en general hambre, enfermedad, explotación e inclusive la muerte. El nuevo sistema era una promesa de resolución de dicha problemática, por lo cual era necesario expandir los logros de la revolución sobre todo a países afectados por problemas políticos y sociales, función que cumplían las guerras revolucionarias La terminología asociada a la noción de revolución política es: quiebre del antiguo régimen, cambio radical, cambio de estructura, cambio profundo, etc. Luego de haber realizado la caracterización de la noción de revolución desde una perspectiva histórica y en función de haber observado que la noción de revolución esta asociada a la de cambio radical en la esfera política, y dado que Kuhn define la revolución científica como un cambio de paradigma, entonces retomaremos el interrogante anteriormente planteado: ¿por qué debe llamarse revolución a un cambio de paradigma? A fin de responder a dicha interrogación es importante señalar: Kuhn realiza un paralelismo entre las revoluciones políticas y las revoluciones científicas lo que se pone de manifiesto en la terminología asociada a la noción de revolución, siendo ésta cambio radical, cambio profundo, etc. Ambas revoluciones --la política y la científica-- son producto de una crisis que se generó por advertir que un problema no tenía solución y no por falta de habilidad del científico o del político, sino justamente por una falla en el sistema político o en el paradigma científico. Esta falla en el sistema genera en ambos casos un sentimiento de malestar y de confusión. Producto de la revolución, o bien política o bien científica, surge un nuevo sistema político o un nuevo paradigma que es garantía de resolución y además es incompatible con el anterior.

En síntesis, dado que las revoluciones políticas implican un cambio de gran magnitud en los asuntos del estado, es que creemos legítimo caracterizar la revolución científica como un cambio de paradigma, pues en ambos casos se trata de una transformación en la forma de concebir al mundo. En función de lo expuesto se puede concluir que toda producción cultural --no sólo las científicas (de las que nos ocupamos en este escrito)-- sino también las artísticas y filosóficas están histórica y culturalmente determinadas y responden al espíritu de una época en un desarrollo que alterna períodos de consolidación de una tradición y períodos de revoluciones en las que una nueva concepción del mundo se hace presente.

Una nueva mirada, una nueva realidad más bien informe, caótica al principio, entabla batalla en todos los frentes con las concepciones tradicionales, y es en ésta caja de resonancia de la experiencia cultural donde primero se encarnará y donde se pondrá en evidencia el corte con el pasado, tal es el concepto de vanguardia, de avant garde, metáfora bélica acuñada a principio del siglo XX, fuerza de choque de nuevas ideas del nuevo ser que pretende advenir. Ahora bien T. Kuhn en el texto La revolución copernicana sostiene: "Los procesos fundamentales de nuestro pensamiento se han visto transformados por su causa (Copérnico-Galileo, Darwin) del mismo modo que el pensamiento de nuestros hijos y nietos se habrá transformado gracias a la obra de Freud y de Einstein" (p. 27). Años después en su obra La estructura de las revoluciones científicas designará dicha transformación con la noción de ciencia revolucionaria, sosteniendo que lo postulado por Copérnico-Galileo constituyó una revolución científica en el campo de la astronomía, mientras que lo postulado por Darwin lo fue para el campo de la biología. Es notorio que ya no mencione a Freud, por ende el interrogante que surge es: ¿cuáles son los indicios (síntomas, en el decir de Kuhn) que darían cuenta de que se está gestando un proceso revolucionario que provocará un cambio radical o una transformación en la concepción de pensamiento de una época, de manera tal de demostrar que el psicoanálisis también constituye una revolución científica?

Para responder esta interrogación analizamos documentos personales (biografías, correspondencias) y documentos históricos (críticas efectuadas en revistas especializadas, escritos que tienen carácter de documentos históricos) con el propósito de determinar indicios que den cuenta de que se está gestando una revolución científica. Para ello utilizamos la siguiente metodología:
1. El método que se usará es el que utilizó el crítico de arte Ivan Lemolieff a fin de diferenciar las obras de arte originales de las copias. Dicho método constituye para el historiador C. Ginzburg el núcleo del paradigma indiciario.
2. El punto de partida de este método son los indicios, de forma tal que se analizarán documentos históricos y personales a fin de determinar los que den cuenta del proceso de gestación de una revolución.
3. Los indicios (detalles en el discurso o en el relato de documentos) han sido poco estimados o no observados por los filósofos o historiadores de la ciencia y sin embargo según nuestro criterio estarían dando cuenta del proceso revolucionario que se viene gestando de forma oculta, permitiendo determinar que el psicoanálisis constituyó una revolución en el campo del conocimiento.
4. Cabe destacar que el método que se utilizará es interpretativo pues a partir de los indicios permite la reconstrucción de algo oculto que se fue gestando y destinado a provocar un cambio radical en la forma de pensar. Es importante señalar que esta metodología se fundamenta en el supuesto teórico de que la realidad es opaca y confusa y que existen ciertos puntos privilegiados (indicios-síntomas) que nos permiten descifrarla. Así, dichos indicios se analizan bajo la premisa de que tienen un sentido. El método caracterizado con anterioridad constituye según C. Ginzburg el núcleo del paradigma indiciario,  constituyendo éste el contexto en el que se inscribe nuestro trabajo. En los cuadros 1 y 2 presentamos los indicios --entendidos como huellas-- que hemos hallado en los documentos históricos y personales de Copénico-Galileo, Darwin y Freud y que dan cuenta de la gestación de un proceso revolucionario.

Si analizamos los indicios antes señalados, observamos que en lugar de discutirse ideas, en un proceso revolucionario se ataca a la persona del científico, quizá en este sentido debiera entenderse lo dicho por Kuhn en relación con que en una revolución los enfrentamientos no son de ideas, sino de científicos que creen en ellas. Esto se ve reflejado en los documentos personales e históricos, lo que se pone de manifiesto en el cuadro 3.

En síntesis, las revoluciones científicas implicarían una lucha, una batalla, entre científicos. Esto nos ubica sobre la pista de un segundo indicio de la gestación del proceso revolucionario: la utilización de lenguaje bélico (cuadro 4).

Ahora bien, en un proceso revolucionario no sólo se ataca a la persona del científico sino que también se instrumentan estrategias para que las nuevas postulaciones teóricas no se puedan difundir. Esto nos sitúa sobre la pista de un nuevo indicio que da cuenta de la estrategia utilizada: ignorar y censurar las nuevas ideas. En síntesis esta estrategia estaría al servicio de impedir su difusión (cuadro 5).

Del análisis de este último indicio se desprende que en realidad la ignorancia no debe ser entendida como un no saber, sino justamente como un no querer saber, ello se ve perfectamente reflejado en el ingenio popular, pues hay un dicho que afirma que "ignorar no es no saber sino no querer saber", de ahí que como complemento de la ignorancia se utilice la censura, pues si hay que censurar, es porque algo se sabe. Nos preguntamos entonces: ¿qué es lo que se ignora y por qué? Ahora bien, antes abordar dicho interrogante, quisiéramos elaborar una serie de reflexiones que nos brinden elementos para intentar su respuesta.

En principio quisiéramos destacar que del análisis de documentos históricos y personales se infiere que no se observan diferencias sustanciales con relación a los indicios que determinan la génesis de un proceso revolucionario, por lo cual si el pensamiento de Copérnico-Galileo y de Darwin constituyen revoluciones científicas --dados los indicios que comparten y que oportunamente señalamos-- y en función de la aplicación de un método de comparación basado en un razonamiento por analogía, se puede concluir entonces que el pensamiento freudiano también constituye una revolución científica. En segundo lugar, y en función de los indicios señalados con anterioridad, podemos concluir que la comunidad científica ejerció una violenta resistencia, no sólo contra las propuestas teóricas de Copérnico-Galileo, Darwin y Freud, sino contra su persona, y en función de ello nos surgió un nuevo interrogante: ¿por qué tanta violencia?

Cabe destacar que la propuesta revolucionaria, tal como la concebía T. Kuhn, implicaba un cambio radical en la forma de pensar al mundo y al hombre, es decir que a partir de dicho momento comienza a relatarse una historia radicalmente nueva, nunca antes contada. Siguiendo esta idea sostenemos que, dado que Copérnico-Galileo, Darwin y Freud relataron una historia radicalmente nueva, entonces podríamos considerarlos creadores de historia, término acuñado por E. Enriquez cuando trabajó el tema de la voluntad de ser creador de historia. Ahora bien, esta nueva historia implica la destrucción y la devastación de creencias teórico-metodológicas muy arraigada en la comunidad científica, es decir que ello implica la destrucción de una red representacional sobre la que se conforma la comunidad científica, pero no solamente ella, ya que estas transformaciones afectan a la sociedad en general.

En síntesis, la novedad atenta contra las ideas que mantienen unida a dicha comunidad, pero también pone en tela de juicio contra los valores que brindan los signos de pertenencia a la misma.

Frente a la propuesta de esta nueva historia jamás relatada con anterioridad, la comunidad científica responde a la manera de una tempestad (metáfora de violencia) de ira, furia, odio, silencio, ignorancia, etc. (indicios que darían cuenta de la gestación del proceso revolucionario); es decir, dicha tempestad pondría de manifiesto lo radical de la novedad, lo cual se ve reflejado en el discurso de los pensadores que estamos analizando (cuadro 6).

En función de lo expresado, si retomamos el interrogante antes señalado "¿qué es lo que se ignora y por qué?", a manera de respuesta tentativa sostenemos que lo que no se quiere saber es aquello que está en íntima relación con la novedad, porque si se toma conocimiento de la novedad, concomitantemente se debe anoticiar a la comunidad científica de que ciertas creencias teórico-metodológicas han fracasado en la resolución de ciertos problemas, es decir se debe aceptar la existencia de anomalías. Podemos concluir entonces que la violenta reacción de la comunidad científica está en íntima relación con la aparición de la novedad, pero no se trata de cualquier novedad, sino aquélla que pone en tela de juicio los principios (creencias teórico-metodológicas) sobre las que se funda la comunidad. Freud en el texto Una dificultad en psicoanálisis nos brinda elementos para poder comprender la violenta reacción de la comunidad, sosteniendo que el pensamiento de Copérnico-Galileo, Darwin y el de él mismo constituyeron ofensas que estos pensadores infligieron a la humanidad, nótese que Freud no se circunscribe solo al campo del conocimiento científico donde se origina la novedad que ofende; y es justamente desde la perspectiva de la ofensa que puede entenderse la reacción violenta, pues la novedad no puede ser leída de otra manera que como un ataque a las creencias sobre las que se funda la comunidad y por ende también a sus portadores. Es notable cómo los creadores de historia son conscientes de que están generando un cambio radical, revolucionario, lo cual se pone de manifiesto en su discurso (cuadro 7).

En síntesis, si haces historia, cosecharás tempestades de ira, furia, ignorancia, silencio, burlas y en función de ello nos preguntamos: ¿qué características debe presentar un creador de historia, un revolucionario, que le permitan soportar tanta violencia? Consideramos que las características más salientes son:

  • Amplia formación en diversos campos del conocimiento.
  • Disposición a romper con lo establecido y por ende, capacidad para soportar las consecuencias de ello.
  • Capacidad para defender y difundir la nueva propuesta, es decir aptitud para socializar una idea o proyecto revolucionario, signado desde el comienzo como loco.
  • Disposición a producir lo que Gardner denomina "pacto faustiano", que implica llevar a cabo una misión que conlleva al sacrificio de todo, especialmente la posibilidad de una existencia plena.
  • Talento y creatividad para generar lo nuevo.

Para concluir, veamos el pensamiento de un poeta, que en pocas y bellas palabras expresa lo que nosotros queremos transmitir. Bertolt Becht dice:

"Hay hombres que luchan un día y son buenos
Hay otros que luchan un año y son mejores
Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos
Pero los hay que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles"

Diríamos nosotros que los imprescindibles son los creadores de historia.


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