Revista Argentina de Humanidades y Ciencias Sociales
ISSN 1669-1555
Volumen 13, nº 1 (2015)

Futuro sin pasado: la relación de los museos con la memoria

por
Carla Prat Perxachs

Museo Memoria y Tolerancia
cperxachs@gmail.com

 
Resumen

El texto busca hablar de la memoria y de cómo ésta es comprendida, producida, reproducida y traducida en los museos. Se abordan conceptos como el patrimonio y su relación con la memoria, se analizan casos contemporáneos de uso y destrucción del patrimonio con motivos identitarios, así como casos de estudio de proyectos museísticos vinculados a los distintos niveles de  concepción de la memoria. 

Palabras clave
Patrimonio, cultura, memoria, identidad, conflicto, conservación, museología, coleccionismo, colecciones, reinterpretación, comunidad, recuerdo.
 
 
Future without a past: the relationship between museums and memory
Abstract

This essay seeks to discuss the concept of memory and the way it is being comprehended, produced, reproduced and translated inside the museum space. Topics such heritage and the relationship it has with memory will be discussed. Moreover, contemporary case studies of use and destruction of heritage for identity purposes will be analyzed and other case studies of museum projects connected to the different levels of memory conception will be examined.

Keywords
Heritage, culture, memory, identity, conflict, conservation, museology, collecting, collections, reinterpretation, community, memory.
 
Para citar este artículo: Rev. Arg. Hum Cienc. Soc. 2015; 13(1). Disponible en internet:
http://www.sai.com.ar/metodologia/rahycs/rahycs_v13_n1_01.htm
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Introducción

El patrimonio, ya sea cultural, histórico, tangible o intangible, inevitablemente se relaciona con la memoria. Los parques, el arte, la música, los monumentos, los edificios, las colecciones de los museos, todos nos despiertan una emoción, un recuerdo o un vínculo particular. De manera individual se relacionan con nuestros recuerdos o experiencias, pero también lo hacen de forma colectiva; relacionándose con el presente, pasado y futuro, explicando una historia, una memoria de todos, hecho que en muchas ocasiones ha sido usado para contar una memoria política, fragmentada o selectiva. Este proceso conlleva la selección de lo que sí va a ser recordado, lo que debe ser contado o no escrito, de lo que vamos a conmemorar como sociedad y de lo que será olvidado. En el caso de los museos, también se decide qué será coleccionado y conservado.
Los museos tienen un estrecho vínculo con los objetos y eso los ha convertido durante años en instituciones de poder y herramientas de diseño para relatar la historia y construir memorias. Son espacios que dan lugar a la innovación y a la creación de identidades, pero también pueden ser espacios donde estas sean inhabilitadas u oprimidas. Los museos adquieren, preservan y ponen en valor sus colecciones para contribuir a la salvaguarda del patrimonio natural, cultural y científico, pero su misión, hoy en día,  es mucho más amplia. El funcionamiento y rol de los museos en la sociedad ha tenido que diversificarse ya que las necesidades e intereses han estado y están en constante cambio.

En los últimos años los museos han cambiado y han tomado conciencia de su responsabilidad social. En la segunda mitad del siglo XX se desarrolló la conciencia de la función social de los museos, definida por Peter van Mensch como la "Segunda Revolución del  Museo "(van Mensch 1992). Más tarde, a finales de la década de los 90, se habló de una “Tercera Revolución en los Museos”, (Meijer y dos Santos 2009), donde se entendió el patrimonio como herramienta para el desarrollo social y el museo como el facilitador para llevarla a cabo. El rol del museo como agente facilitador viene dado por un cambio global, donde la globalización y los cambios políticos, económicos y sociales nos afectan de manera implícita en nuestras vidas. Los museos se han encontrado en un contexto donde las narrativas usadas durante años ya no encajan con sus visitantes actuales

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Preservación social de la memoria

El proceso de preservación de la memoria se ha ido transformado con los años. Los objetos en los museos han pasado a tener un rol activo, dejando su papel estático tradicional para ser usados como medios o herramientas. El papel de las personas, los visitantes o agentes relacionados con el museo también han cambiado, la participación y vinculación de estos con la toma de decisiones marca un nuevo rol para el museo; entendiendo la participación comunitaria como uno de los conceptos clave de la museología contemporánea. Frente a la necesidad de descentralizar el objeto en favor de la comunidad y su desarrollo local, la Sociomuseología propone, desde sus orígenes, hacer frente a realidades socioculturales comprometidas con la evolución de los procesos y problemáticas locales, poner en práctica un conjunto de medidas activas de salvaguardia de una marcada naturaleza social y de desarrollo (De Varine 2011).

Eso nos traslada a la definición de Laura Jane Smith sobre el concepto de patrimonio. Para ella, el patrimonio no es tanto una “cosa”, sino un proceso cultural y social, que se relaciona con los actos de recordar que funcionan para crear maneras de entender y comprometerse con el presente (Smith 2006:2). De la definición de Smith podemos extraer la idea de que hay que  considerar la memoria como un proceso vivo, en constante desarrollo, abierto a la dialéctica del recuerdo y el olvido, tan importante en la labor de los museos. Esta relación entre memoria y patrimonio se potencia en el espacio museístico ya que a través de sus áreas se lleva a cabo la preservación y conservación, para de alguna manera archivar y documentar parte de las identidades culturales representadas en sus colecciones.

Susan Crane expone que las colecciones de los museos están construidas para que las generaciones futuras tengan el beneficio de los conocimientos y significados acumulados en el museo - en el supuesto implícito de que se ha progresado y que las generaciones futuras valorarán los resultados y lo seguirán haciendo (Crane 2006:102). Me gustaría retomar la reflexión final de la autora sobre la posibilidad de progreso de las futuras generaciones, ya que me lleva a examinar una situación actual, donde la idea de progreso entra en debate.

El saqueo y destrucción de patrimonio se dan muchas veces en países en crisis y con gran riqueza arqueológica y patrimonial, pero recientemente hemos estado viendo en los medios de comunicación la destrucción del patrimonio por motivos religiosos, identitarios y de memoria, en el marco de un conflicto internacional. Empezó hace años con la destrucción de los Budas de Bamiyan en Afganistán por parte de los talibanes en 2001 y más recientemente con el grupo terrorista Estado Islámico, destruyendo el patrimonio en Irak y Siria. Museos y lugares de interés cultural, algunos de ellos clasificados como Patrimonio Mundial por la UNESCO, han sufrido y sufren gravemente por el interés del grupo terrorista en aniquilar todo lo relacionado con la historia cultural, el patrimonio y la diversidad. Dejando claro que para algunos colectivos el progreso no tiene por qué implicar la preservación, sino la destrucción del patrimonio.

El caso del Estado Islámico es particular y relevante ya que va más allá del destruir por dañar, sino que obedece a una estrategia planificada que usa el patrimonio como arma de guerra para llevar a cabo una limpieza étnica y religiosa. En los primeros meses del 2015 los restos arqueológicos de la ciudad de Nimrud fueron dinamitados, vimos imágenes de militantes destruyendo piezas del Museo de Mosul, santuarios, mezquitas e iglesias y desde mayo la ciudad de Palmyra está siendo amenazada. Según  Michael Danti (2015), director de ASOR Syrian Heritage Initiative, el Estado Islámico y otras organizaciones militantes han destruido deliberadamente y dañado severamente cientos de sitios históricos en una campaña concertada para potenciar el conflicto y borrar la diversidad cultural y la modernidad en el norte de Irak y Siria.

La destrucción del patrimonio por parte del Estado Islámico es más que un ataque por motivos religiosos, es un ataque y una búsqueda de desplazamiento de la población que además destruye el patrimonio que representa el pasado plural de la región. De esta manera, el Estado Islámico borra el pasado de los imperios babilónico, persa y romano para así controlar y generar el nuevo discurso del futuro. Aparte de intentar borrar para siempre cualquier rastro de todo aquello no acorde con sus creencias, al Estado Islámico le mueve un afán estratégico de generar el terror más salvaje a todo aquel que no comulgue con sus preceptos. El Estado Islámico sabe que la memoria es difusa y cambiante, y que el tiempo dará paso a una nueva historia y al olvido ya que no existirán tradiciones y costumbres que conservar, ni con qué recordar. No solo los ciudadanos sirios están perdiendo con la destrucción de su patrimonio, sino que todos lo hacemos ya que el patrimonio es un registro, frágil, de nuestra diversidad y nuestra historia compartida
 
Interpretación y reinterpretación de las colecciones

“Tres son los tiempos,
 presente de las cosas pasadas, 
presente de las presentes,
 presente de las futuras”
 San Agustín

Comprendiendo que la memoria se genera en el presente pero que implica una revisión, fragmentada y modificada, del pasado y que a su vez continúa trazando el futuro, me gustaría explorar en esta segunda parte del texto  el concepto de coleccionismo contemporáneo (traducción literal del término en inglés contemporary collecting) y las colecciones, además de revisar algunos casos de estudio. El coleccionismo contemporáneo se relaciona con los elementos de la cultura contemporánea que tienen un valor en el presente y, por lo tanto, podrían considerarse valiosos para el futuro en el espacio museístico. No es un concepto nuevo ya que el discurso sobre coleccionismo contemporáneo comenzó a ganar reconocimiento internacional a principios del siglo XX, pero no se iniciaron los primeros proyectos hasta finales de 1970. Entre 1977 y 2011, la organización sueca Samdok presentó un programa nacional de coleccionismo contemporáneo que se conoce en los círculos de los museos internacionales por su enfoque increíblemente racional (Meijer-van Mensch & van Mensch, 2010: 52).

Desde la premisa de la importancia del patrimonio, tangible e intangible, que resguardan las colecciones de los museos como herramientas para ayudar a hablar de identidad, historia, memoria y recuerdo, me gustaría explorar el rol de las colecciones, del coleccionismo contemporáneo  y sus múltiples dimensiones en los museos en la actualidad. La raison d’être de los museos se entiende, tradicionalmente, para crear y conservar colecciones. Siempre han adquirido objetos para sus colecciones desde un punto de vista retrospectivo, generando un distanciamiento con el objeto y dejando que se consolide su valor para después adquirirlo. La actuación de los museos en el proceso de coleccionar va de la mano con el recordar y dar contexto a sus colecciones mediante el estudio y análisis de las mismas.

Tal y como explica Zvjezdana Antos, las colecciones tienen que ser interpretadas y reinterpretadas constantemente con el fin de ampliar el conocimiento sobre los objetos adquiridos. Es un hecho bien conocido que cada museo se define por sus colecciones, pero un museo contemporáneo no puede ofrecer a sus visitantes sólo los elementos del pasado (Antos 2013:69). Entonces la pregunta es: ¿Pueden ser los museos flexibles a la hora de responder a situaciones contemporáneas con sus colecciones? ¿Qué patrimonio están adquiriendo los museos actualmente y de qué manera estos objetos impactan a la institución a la hora de generar un discurso de identidad y memoria?

A principios de este año nos enfrentamos a una matanza en las oficinas del semanario satírico Charlie Hebdo. Tal y como debate Claudia Porto en su artículo Dialogando con la Tragedia, algunos museos optaron por el silencio o la autocensura cuando el tema se volvió noticia, pero otros museos prefirieron responder a la situación. El Museo de los Dibujos Animados en Londres, The Cartoon Museum, inició una colección de periódicos que documentaran la tragedia, el Museo de Bellas Artes de Montreal generó un panel de 12x4.5 metros con dibujos creados por sus visitantes después de la masacre y la Biblioteca Nacional de Brasil montó una exposición, con piezas de su colección, de uno de los dibujantes asesinados, Georges Wolinski (Porto 2015:2). La decisión  tomada por estos museos fue la de generar debate sobre una temática actual y conflictiva, formando una plataforma de solidaridad y discusión para sus públicos. También demostraron que sus colecciones y sus formas de coleccionar pueden ser dinámicas: tomando la decisión de adquirir una serie de periódicos o hacer una exposición, están conservando el presente histórico, dando paso al acto de coleccionar un momento contemporáneo, dejando entrever el poder emocional que tienen los objetos y la memoria que generan y generarán en el futuro.

Algunas de las preguntas que surgen alrededor del concepto del coleccionismo contemporáneo son: ¿Coleccionamos para el ahora o para el mañana? ¿Coleccionar para conservar o coleccionar objetos contemporáneos para generar un discurso actual y dinámico a propósito de la colección? Creo que ambas preguntas pueden ser respondidas con ejemplos ya que hay muchos museos diferentes, colecciones variadas y proyectos diversos. Por un lado, hay que tener en cuenta que los procesos de adquisición de objetos contemporáneos y las revisiones de las colecciones se hacen alrededor de las personas. Por lo tanto, es muy importante tener muy claro qué se colecciona y por qué se colecciona ya que eso determina que patrimonio e historia se destaca y se narra. Por otro lado, el coleccionismo contemporáneo ayuda a utilizar el mundo contemporáneo como punto de partida para abrir el diálogo a todas las preguntas y temas que se puedan desarrollar en el museo.

Hay museos que usan el coleccionismo contemporáneo ya que son de reciente creación y su colección se ha creado a partir de un acontecimiento actual. Este es el caso del conocido Museo Memorial Nacional del 11 de septiembre en Nueva York, 9/11 Memorial Museum, que conmemora a las casi 3.000 personas que murieron en Nueva York, Virginia y Pensilvania en los ataques de 2001. Con toda la dificultad que implica explicar el pasado, presente y futuro a partir de lo que sucedió ese día, el museo es un ejemplo físico de la multi-dimensionalidad de la memoria. Por un lado la colección del museo está llena de objetos con relevancia histórica y emocional. Por otro, el museo y sus salas de exposiciones están localizados en el terreno que ocupaban las torres que fueron atacadas, en un espacio que será conocido para siempre como zona cero.  Este dato me lleva a hacer el vínculo con el tan conocido término de Pierre Nora (1989) lieux de mémoire o lugares de memoria, entendiendo que en este museo los recuerdos vivos están conectados a un lugar ya histórico, generando un espacio activo de la memoria. Finalmente, un espacio de vinculación y preservación de los objetos y recuerdos de los familiares de las personas desaparecidas, que buscan en el museo un espacio de salvaguarda de la memoria de sus seres queridos.

Su colección tiene objetos muy diversos que van desde las flores y carteles de personas desaparecidas que dejaron los ciudadanos en las calles durante los días consecutivos a los atentados, un camión de bomberos, trozos de metal de las torres o partes del fuselaje de un avión. El museo sigue adquiriendo activamente objetos de las personas desaparecidas para la exposición permanente y para apoyar sus exposiciones futuras. Ejemplos de los materiales que adquieren actualmente son fotografías, videos y audio, documentos escritos incluyendo emails, carteles conmemorativos, camisetas, libros y medallas, entre otros.  El museo sigue coleccionando para conservar los objetos de cara al futuro, para recordar y honrar a las personas fallecidas, pero también adquiere objetos para ilustrar e intentar explicar los desafíos contemporáneos que nos afectan diariamente.

Otro ejemplo interesante y totalmente diferente al previamente analizado es el proyecto House of Memories o Casa de los Recuerdos de los Museos Nacionales de Liverpool, National Museums Liverpool, en Inglaterra. Es una iniciativa que se centra en las colecciones de los museos como herramientas para ayudar a recordar o a preservar la memoria de aquellas personas que la están perdiendo. Es una iniciativa pionera que está dirigida a los cuidadores y a los proveedores sociosanitarios, ayudándoles a poder ofrecer una experiencia positiva de vida a las personas que viven con demencia. Irónicamente, los museos son expertos en preservar la memoria, aunque a veces lo que les falla es el saber comunicar o difundir la misma. En el proyecto Casas de los Recuerdos, los museos han inventado un uso para sus colecciones que los conecta con las comunidades locales y genera un valor para el público, especialmente apoyando a las personas que viven con demencia. Además, dan un paso más allá y se vinculan con el sector sociosanitario, un sector habitualmente desconocido para la mayoría de los museos, colaborando con profesionales, familiares y voluntarios. El proyecto tiene varias ramificaciones, pero todas buscan involucrar a las personas mayores y compartir historias. Una de las iniciativas del proyecto son maletas, que se pueden pedir prestadas al museo,  que contienen objetos, recuerdos y fotografías que ayudan a los cuidadores a involucrarse con la gente que está a su cargo. Las maletas en general contienen una serie de objetos relacionados con el pasado, incluyendo: pósters del ferrocarril de Liverpool, recuerdos de música y moda de época, modelo a escala de un coche Ford Anglia y objetos más recientes como recuerdos de África y del Caribe,  así como objetos de la comunidad Irlandesa de la ciudad. El museo ofrece formación para aquellos que quieran hacer sus propias maletas y llevar a cabo su sesión de remembranza con las personas necesitadas.

La idea de abrir el museo a la comunidad persigue un doble objetivo: de un lado, incorporar y difundir los avances de la historiografía social y cultural de la ciudadanía; de otro lado, y al mismo tiempo, motivar a la participación activa de los ciudadanos en la confección de su historia, creando un espacio para el diálogo, el conocimiento y la reflexión del pasado (Márquez 2000:19). Lo que hace tan interesante este proyecto y lo ha hecho merecedor de diversos premios es el poder que han tenido los museos de Liverpool para cambiar, de manera positiva, la vida de la gente. También demuestra el potencial que tienen los espacios museísticos para generar una sociedad involucrada y una cultura participativa, generando una conexión social entre las personas. Siendo un proyecto participativo, donde la autoridad del museo queda relegada a un segundo plano y se da paso a un nuevo uso y perspectiva de sus colecciones, a la vez que se refuerza un sentimiento de pertenencia del museo por parte de la gente.

 

Re-imaginando la memoria


No podemos confiar plenamente en nuestros recuerdos, y sin embargo, no existe una realidad distinta a la que llevamos con nosotros en la memoria. Cada momento que vivimos, adquiere su importancia gracias al pasado. Presente y futuro perderían todo el sentido si el pasado fuera borrado de nuestra conciencia. Entre nosotros y la nada, está nuestra capacidad de recordar

Museum of Memories, 2015

Toda memoria es selectiva; nunca recordamos todo. El acto de recordar puede ser consciente o emocional, va relacionado a muchos factores, espacios y valores. Nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo recuerda la gente? ¿Cómo lo hacemos como sociedad? ¿Qué recordar? ¿Para qué recordar? Son preguntas a considerar de cara al futuro de los museos, sus colecciones y archivos. En el texto se ha reflexionado sobre la posibilidad de los museos y su patrimonio a coadyuvar a la creación o recuperación de identidades, así como también pueden ser armas para anularlas o destruirlas. Es importante preguntarnos sobre cómo recordamos y la relación de este proceso con el coleccionismo contemporáneo aplicado a los parámetros de la historia y la memoria. Coleccionar objetos relevantes hoy puede generar memorias futuras pero también crea una reflexión en el aquí y el ahora.

El giro de paradigma en los museos los coloca en el centro para suscitar un cambio y crear nuevas dinámicas del concepto de comunidad. Tienen la oportunidad de colaborar con otros agentes de la sociedad para gestionar el patrimonio de manera colectiva y generar nuevas maneras de interpretar y recordar. El patrimonio es muy cercano a la noción de lugar, de espacio que incluye la historia, lo tangible y lo intangible, el pasado, presente y futuro de los recuerdos y  la memoria. Es una responsabilidad compartida entre todos, los museos y la sociedad, de buscar crear un concepto flexible y socialmente activo del patrimonio.

 
 
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