Revista Argentina de Humanidades y Ciencias Sociales
ISSN 1669-1555
Volumen 16, nº 1 (2018)

Los procesos de tesis de grado analizados según la dimensión individual de los tesistas
por Carmela Ferreira


Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER)
carmelaferreira@yahoo.com.ar

 
 

Resumen

Este artículo presenta los resultados obtenidos en un proyecto de investigación denominado “La trayectoria de los tesistas. Un estudio en egresados de la Uader”, el cual tuvo como eje de interés conocer cuáles son los factores facilitadores y obstaculizadores asociados al proceso de tesis, desde la perspectiva de los graduados. Los relatos construidos a través entrevistas focalizadas permitieron advertir el lugar de relevancia de lo que se denomina en la mencionada indagación dimensión individual de estos procesos.
El relato de los egresados acerca de su experiencia durante la elaboración de la tesis de grado hizo posibles diferentes acercamientos analíticos. En este escrito se presenta la dimensión individual de los mencionados procesos, en la que se incluye la consideración sobre los sentimientos y emociones de treinta y un tesistas, las motivaciones que los alentaron, el capital cultural y familiar con el que contaron, los aprendizajes que pudieron construir, así como lo que se denominó “darse cuenta y hacerse cargo”, que refiere a la posición de implicación desde la  que abordaron su trabajo de investigación y de escritura del informe final.

Palabras clave

Carrera de grado, tesis, dimensión individual

 

The processes of thesis of degree analyzed according to the individual dimension of students

Abstract

This article discusses the results obtained in a research project called “The trajectory of the thesis students: a study in graduates of the Universidad Autónoma de Entre Ríos”, which had as core interest the facilitators and obstacles associated with the thesis process, from the perspective of graduates.
The focused interview transcriptions’s analysis allow the investigators to warn of the relevant role of dissertation process’s individual dimension.
The complexity of the experience provided by the graduates about their thesis processes made possible different analytical approaches. This paper discusses the individual dimension of the thesis processes, which includes the consideration of the feelings and emotions of thirty-one thesis students, the motivations that encouraged them during their work, their cultural and family background, the learning they could build during the thesis process, as well as what was called "realizing and taking ownership", which refers to the position of involvement since they developed their research and wrote the final report.

Keywords

Undergraduate, dissertation, individual dimension..

 
Para citar este artículo: Rev. Arg. Hum. Cienc. Soc. 2018; 16(1). Disponible en internet:
http://www.sai.com.ar/metodologia/rahycs/rahycs_v16_n1_03.htm
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1. Introducción

En este artículo se describen seis aspectos que vinculados con la dimensión individual aparecieron de modo significativo en las entrevistas realizadas a egresados de distintas carreras de dos unidades académicas de la Universidad Autónoma de Entre Ríos: la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales y la de Ciencias de la Gestión.

El trabajo de análisis de dichas entrevistas permitió distinguir los siguientes aspectos  subjetivos: sentimientos y emociones; motivaciones; capital cultural y familiar; aprendizaje académico, profesional y personal; así como otros aportes individuales que inciden en dichos procesos. Ellos expusieron particulares  maneras de atravesar la última etapa de la formación, o sea, la elaboración de la investigación. El artículo se estructura en cuatro secciones, la introducción, la descripción de los seis aspectos de carácter individual, las conclusiones y la bibliografía.


2. Hallazgos sobre los aspectos de carácter individual

 

2.1 Sentimientos y emociones de los tesistas

La soledad es una noción subjetiva, una experiencia, es la interpretación de una situación, a veces vivida como rechazo o como exclusión. No debe considerarse como sinónimo de aislamiento porque no depende del exterior, es un estado de ánimo. Este sentimiento se origina en una falta de vínculo, en la impresión de que falta comunicación con el entorno, en encontrarse solo en el mundo. Se relaciona con la necesidad de la presencia del otro, y con la frustración de no estar acompañado.

En este sentido, Hirigoyen (1) afirma que existen diversas maneras de estar solo, y que al lado de la soledad sufriente hay una soledad rica y serena. Ejemplo de esto es la existencia de grandes pensadores y creadores que eligieron con frecuencia la soledad a fin de crear las condiciones propicias para su desarrollo espiritual, intelectual o artístico. 

Los entrevistados se refirieron, en reiteradas ocasiones, al proceso de tesis como una experiencia solitaria. Esto es coincidente con investigaciones como la realizada en el grado por Echevarría et al., (2) y en el nivel de posgrado por Narvaja de Arnouxet al. (3). El sentimiento de soledad que caracterizó las experiencias de los entrevistados se vincula con dos resultados: el primero fue la escasez o disfuncionalidad de dispositivos institucionales de acompañamiento de los tesistas; y el segundo, la necesidad de implementar estrategias espontáneas de autogestión, más allá de las necesarias en cualquier práctica de investigación. La soledad está muy presente en los relatos de tesis, en su matiz dolorosa, y esto se observó en todos los momentos del proceso.

Dentro de los matices negativos de la soledad que se observaron entre los entrevistados surgió la idea de desamparo o de indefensión producidos por la falta de acompañamiento institucional, que lleva a observar el hecho de que el proceso del estudiante no termina con el cursado de las materias, sino con en el momento de la defensa delo producido. Un entrevistado significó su experiencia durante la tesis con la expresión “estado de orfandad”.  Como se mencionó, cuando el pasaje hacia el egreso no está articulado con dispositivos institucionales que sostengan el esfuerzo de elaboración de la tesis, aparecen estos efectos en los estudiantes.

Para algunos entrevistados fue un apoyo importante contar con un espacio de acompañamiento profesional, terapéutico. Más allá de la causa que motivara la consulta con un psicólogo o terapeuta, cuando se contó con este espacio,el mismo posibilitó reflexiones en torno a cuestiones relativas a la tesis que trajeron alivio y, en cierta medida, también resultó una modalidad de acompañamiento. Por ejemplo, para una de las entrevistadas, el problema de sentirse sola fue reelaborado en su espacio terapéutico. Según comentara, en ese ámbito reflexionó sobre sus dificultades para afrontar la incertidumbre o la frustración de tener que dar pasos en el proceso de trabajo sin reaseguros frecuentes, lo que la llevabaeventualmente a cometer errores y tener que efectuar modificaciones, generando entre otras consecuencias, demoras en la escritura del informe final.

Por otro lado, la soledad puede ser considerada necesaria y productiva para quienes no la significan de la manera que acabamos de describir. En este sentido, el intercambio con pares, según lo considera Carlino (4), permite neutralizar del sentimiento de soledad y favorece el intercambio creativo, permitiendo aprender a valorizar la experiencia de introspección y relativizar el aspecto de abandono o aislamiento.

Algunos tesistas describieron los momentos de soledad como una oportunidad para el desarrollo de un trabajo intelectual fecundo, o de independencia ideológica. La soledad tiene en estos casos otra lectura, la cual permite la puesta en marcha de los recursos subjetivos. Una de las entrevistadas consideró la ausencia de la directora durante un período de su proceso de tesis como un momento de “independencia de ideas”.

Es en estos casos en que es posible lograr un mayor grado de madurez individual en un proceso “totalmente personal” con el que hay que “aprender a convivir […] a habitar ese lugar de soledad” (5) y madurez académica. Otro entrevistado aportó la consideración de que la tesis es un “desafío” que se advierte como positivo al final del recorrido.
Una emoción mencionada con frecuencia en las entrevistas fue la ansiedad, consistente en un malestar generado por un motivo que no se alcanza a definir claramente, que para la persona puede percibirse de manera difusa. Es una manifestación afectiva, es decir, es vivencia, es un estado subjetivo. Puede surgir en síntomas físicos, psicológicos, conductuales e intelectuales, como expectación generalizada de matiz negativo, dificultades para concentrarse o trastornos en la memoria (6). Asimismo, la ansiedad es adaptativa, lo que significa que si no es excesiva, ayuda a afrontar las exigencias concretas de la vida. Por su parte, la angustia tiene diferencias cuantitativas con la ansiedad. El afecto angustioso se manifiesta en mayor medida a través de síntomas neurovegetativos (disnea, taquicardia, sudación, etc.) y su síntoma máximo es el estrechamiento epigástrico. Se vivencia como un sufrimiento que puede llevar a una pasividad extrema (7).

La trama de emociones relatada por los entrevistados incluyó en una medida significativa referencias a momentos de ansiedad y angustia. Una de las informantes relató haber estado casi dos años en un estado lindante con la inhibición en relación con la búsqueda de un director de tesis. Esta estudiante no había iniciado la búsqueda de director, pero no podía salir de la inercia en la que el temor al rechazo por parte de los docentes y experiencias negativas de pares-respecto de las dificultades para hallar un tutor de tesis-, la mantenían detenida en el punto anterior al inicio de su proceso de elaboración.

Otros egresados manifestaron presión del entorno familiar relativo a la finalización de la tesis, y el acceso al título profesional, la cual, sumada a la propia, aumentaba la ansiedad. Ésta promovió un grado de inmovilidad y de malestar que duraron meses o años, dependiendo del caso.

Resulta necesario señalar que, a pesar del tiempo transcurrido entre la finalización del proceso de tesis y la entrevista para esta investigación, muchos de los egresados que participaron del estudio tenían vivo el sentimiento de malestar, de inquietud y desasosiego que vivenciaron durante la elaboración de sus tesis.

Del análisis de las entrevistas surgió otro motivo generador de ansiedad durante el proceso de tesis: la espera que implicó la evaluación y los señalamientos que indicaran el nivel de logro alcanzado y las orientaciones para continuar. Este tiempo fue descripto como angustioso, tanto cuando se habían entregado avances del escrito al director, como cuando se entregó el informe final al jurado evaluador. En algunos casos hubo que esperar meses para recibir comentarios y sugerencias sobre lo producido.

Asimismo, en las entrevistas surgió la referencia al miedo, que puede entenderse como la situación de enfrentar un peligro, y un potencial daño para el sujeto que lo experimenta. Según cómo se perciba esa situación de riesgo, se generarán medidas defensivas para evitar o superar la intranquilidad. Entre los orígenes de este temor puede mencionarse el generado por la incertidumbre de realizar la tesis sobre un tema novedoso o que no resultada de interés para los evaluadores. También produjo temor haber optado por un tema que revistiera cierta dificultad, y que el tesista mismo se hubiera encontrado con la “recomendación” de elegir un “tema más fácil”. El tesista en cuestión consideró la dificultad de la tarea y sin minimizarla, se preparó para afrontar el trabajo, logrando finalmente completarlo. Este tipo de experiencias permite considerar que el miedo también puede tener un aspecto preparatorio para la actividad que hay que emprender.

Otros testimonios señalan la consciencia de los entrevistados sobre la necesidad, reconociéndose como investigadores novatos, de contar con la presencia de un docente, un asesor que guíe sus acciones, sus búsquedas, sus lecturas, su organización del tiempo, sobre todo en el tramo inicial del proceso. La falta de docentes o profesionales capacitados para cumplir el rol de tutor fue una referencia frecuente entre los egresados que participaron del estudio.

El miedo a la exposición, a hablar en público, en relación con el momento de la defensa de la tesis, también fue mencionado por los entrevistados. Sin embargo, en ninguno de ellos llegó a tener un grado inhibitorio, sino que por el contrario, la mayoría encontró recursos para atravesar ese momento de la mejor manera posible. Se considera relevante mencionar que solo algunos directores participaron en el armado de la defensa de la tesis con sus dirigidos. La institución, al momento de realizarse las entrevistas, no tenía regulaciones sobre este aspecto ni daba sugerencias a los directores en este sentido, al menos formalmente. Esta etapa quedó librada a la capacidad de cada tesista para generar sus propias estrategias(como por ejemplo simulaciones) y a que los directores consideraran este aspecto “importante” e inherente a sus funciones como tutores.

Igualmente, la frustración y el enojo son dos situaciones intensas y desagradables. No necesariamente generan consecuencias negativas para quienes las vivencian, pero conllevan un trabajo de elaboración para poder canalizar la emoción, revalorizar la situación en la que la persona se encuentra, y encontrar una salida creativa al conflicto que la originó. El motivo de frustración que apareció relatado en muchos casos se originó por las correcciones realizadas, ya sea en el proyecto de tesis, en el informe final y en la defensa, como así también durante la realización de la etapa de recolección de información.

En relación con los sentimientos relevados durante la tesis finalmente se puede informar que realizar este trabajo implica no solo pesares. Así lo expresaron los egresados que manifestaron sentimientos de alegría, alivio, y aprendizajes de diverso tipo. Estos testimonios estuvieron asociados mayormente en relación con el cierre del proceso, puntualmente, con el momento de entregar el informe final.

Entre los tesistas hubo algunos que pudieron dar cuenta de la complejidad emocional que vivieron durante todo el desarrollo de la indagación. Esta complejidad podemos describirla como un entramado de diversas emociones, todas dirigidas hacia el mismo objeto, a menudo contradictorias. Mientras más complejo fue considerado el trabajo de elaboración de la investigación, más variados fueron los puntos de vista desde donde apreciarlo. Uno de los entrevistados dijo que hacer la tesis “es como estar enamorado” aludiendo al entusiasmo que le había provocado dedicarse al estudio de un tema de su interés. El mismo joven aseguró que también implicó duelos, como por ejemplo, el “duelo del estudiante perdido”. Dijo: “te transformas cuando terminas”.

Entonces, algunos relatos incluyeron referencias a haber vivido la elaboración de su tesis de grado con mucha angustia y frustración, pero esto fue acompañado o seguido por otro estado de cosas; sin embargo, luego “vino la recompensa” o se experimentó “una sensación de gran realización personal”. La referencia a la recepción de los dictámenes sobre el informe final, la aprobación de la tesis también fue descripta con mezcla de tintes: para algunos, la conclusión del proceso incluyó la “sensación de vacío”. Según se explicó, esto se comprende considerando el cambio de ritmo en la vida cotidiana una vez finalizada la investigación. Luego de meses de esfuerzo y una voluntad considerable, la finalización del esfuerzo ofreció al tesista mucho tiempo disponible que había que volver a destinar a un nuevo trabajo. La alegría y la emoción de haber completado la instancia de evaluación  y alcanzado el añorado acceso al título produjo en una de las entrevistadas, cierta preocupación o incertidumbre respecto del futuro inmediato.

Por último, algunos relatos hicieron clara referencia al cambio identitario que implica la realización de una tesis. En coincidencia con este dato, Carlino (8) describe como un rito de pasaje el tránsito de una etapa a otra. Éste consistiría en dejar la formación de grado para ingresar al mundo profesional y académico, y entraña una considerable conmoción subjetiva. En palabras de una entrevistada: “Se está atravesando el proceso de la investigación como alumno, y sabes que termina eso y sos profesional. Entonces, hay un montón de sensaciones y emociones que, también, se relacionan con lo personal, también”.

Como todo pasaje de nivel, es necesario que el tesista produzca ajustes para estar en condiciones de enfrentar las nuevas tareas. Esto conlleva una exigencia que no pasó desapercibido para los entrevistados. Una de ellas señaló que las tareas que se realizan como estudiante avanzado de una carrera difieren mucho de las que requiere un trabajo de investigación. Según otra entrevistada, hacer la tesis fue “un cambio de casete terrible”.

La condición de ser tesista apareció como contradictoria en algunos entrevistados, quienes advirtieron tanto sus claros deseos de concluir la carrera como la incertidumbre asociada con la inserción en un nuevo ámbito profesional. Podría considerarse que el egreso es un momento largamente añorado pero también desconocido. Así fue como en una entrevistada junto a una “inmensa alegría” apareció la preocupación por pasar a ser una “desocupada”.

Se puede concluir entonces, que las emociones y los sentimientos de cada individuo afectan el modo cómo se valora y se da sentido a las cosas, personas, situaciones o procesos.  Las emociones son los motores de la acción humana, son los recursos para enfrentarse a la vida y a sus múltiples desafíos. Respecto de las emociones negativas se considera que pueden entorpecer el recorrido de la tesis perturbando el camino que se está construyendo para poder lograr las metas en este proceso de producción de nuevos saberes, por lo cual sería importante identificarlas a los fines de poder neutralizarlas, trabajarlas, relativizarlas en el grado posible según cada tesista.

 
2.2 Las motivaciones de los tesistas en sus procesos

La motivación puede definirse como una orientación activa, persistente y selectiva que caracteriza el comportamiento. La misma es fuente de actividad y de dirección. Su fin es resolver un estado interior de tensión. Asimismo, este término tiene la misma raíz etimológica que “emoción”, que significa “ponerse en movimiento”. Podemos estar motivados positivamente, para hacer algo que nos lleve a un premio, beneficio o gratificación; o negativamente, para eludir un castigo, perjuicio o daño.

La motivación ha sido descripta también según sus fuentes, las cuales pueden ser intrínsecas o extrínsecas, según Deci y Ryan (9). Las primeras parten de nosotros mismos, de nuestro genuino interés por alguna materia, mientras que las segundas provienen de nuestros amigos, familiares, pares, o del entorno. En todos los órdenes de la vida, la motivación es la clave de cualquier logro y progreso.

Para algunos entrevistados la finalización de la carrera de grado resultó ardua porque implicó un trabajo que permitiría articular una motivación externa (elaborar la tesis como última instancia de formación) a una motivación intrínseca para dar cierre al proceso. Para otros egresados, el rol que cumplió la motivación intrínseca fue crucial frente a una tarea compleja como es la realización de una tesis. Un fragmento que ilustra esta posición sería: “Sentir ese proceso de indagación como una posición pasional ante el deseo de saber”.

El compromiso favorece la tarea investigativa. En algunos egresados esta compenetración con la investigación de un tema de su propio interés permitió referirse a esa experiencia mediante metáforas como la de “parir” esa producción, o ver el informe final significado como “nacido” o “algo que formó parte de una, ahora estaba ahí afuera”.

Para algunos entrevistados la motivación fue de índole laboral. La insatisfacción en ese plano impulsó el trabajo de la tesis. En algún caso, las demoras que podían surgir durante ese proceso aportaron distintos grados de malestar. También lo laboral estuvo asociado en algún caso con el anhelo por dejar la casa paterna. Otros egresados asociaron el acceso al título universitario con la mejora de las condiciones laborales (acceso a nuevas posiciones o mejoras económicas).

En la realización de toda tarea, es necesario, entre otros recursos, disponer de tiempo. Emprender una tarea dificultosa, requiere dedicación para poder asimilar los aprendizajes que permitirán ir resolviendo cada etapa; en el caso de entrevistados que no dispusieron de tiempo, esta carencia funcionó como un factor de presión que dificultó el proceso de la investigación, generando un clima de trabajo poco grato.

La producción intelectual que conlleva la realización de una tesis fue experimentada de dos maneras generales, según pudo observarse. Por un lado, dependiendo el caso, se la significó como una carga extra, cuando la familia no pudo ofrecer capital económico que relevara de su obligación de trabajar durante la carrera, o al menos de la elaboración de la tesis. Disponer de tiempo suficiente para la adquisición de los conocimientos disciplinares –habitus disciplinar-, es una condición necesaria para la empresa de  acumulación de capital cultural.

Por otro lado, cuando la actividad se pudo encarar con un genuino interés personal por aprender en esta etapa de formación (motivación intrínseca) la apropiación de conocimientos teóricos y prácticos se vio favorecida. En este sentido, quienes pudieron trabajar de este modo tuvieron “sensación de seguridad de lo que uno escribió, de lo que uno vivió”, y le permitió, en el momento de la defensa de tesis, “hacerse cargo” de lo producido. Del mismo modo, otros egresados ante la satisfacción del cierre del proceso, más precisamente de la entrega del informe final de tesis, constataron interés por investigar en nuevas ocasiones y consideraron la experiencia como un logro personal.

 

 

2.3 Capital cultural y familiar de los tesistas

En este apartado se analizan las manifestaciones respecto del capital cultural y familiar  de los entrevistados. Se hace referencia a las características de los egresados en cuanto a su origen familiar y su trayectoria escolar previa, ya que no todos los ambientes favorecieron de la misma manera el recorrido universitario; tampoco fueron coincidentes las expectativas con que se ingresó a la educación superior. De los treinta y un entrevistados, veintinueve brindaron información sobre el grado de educación de sus padres y familiares directos. Entre ellos, veinticuatro son los primeros de su familia en acceder a un título universitario de grado que requirió la realización de tesis. Fueron pocos los entrevistados cuyos padres completaron educación superior no universitaria. Incluso eran escasos los que habían completado el nivel secundario.

En concordancia con lo recién mencionado, la mayoría de los padres de los tesistas no tenían ninguna referencia sobre el tipo de trabajo que la misma conlleva, con lo cual no podían legar representaciones sobre el desafío que requiere elaborar una tesis, o inculcar prácticas que estructuraran un habitus sobre este quehacer académico.
La conceptualización sobre el capital cultural incluye tres dimensiones. El primero es el capital cultural incorporado, que Bourdieu (10) define como una disposición duradera del organismo. El mismo supone un compromiso de inculcación y de asimilación; asimismo, demanda tiempo, el cual debe ser invertido personalmente.

En distintas entrevistas se hizo referencia al capital cultural incorporado y el papel de la familia en este tipo de herencia, el cual se manifestó mayormente en reconocer que los padres valoraban positivamente el hábito de la lectura. Se pudo advertir que el “amor a la lectura” fue identificado por los entrevistados como una  influencia beneficiosa a la hora de encarar un trabajo de envergadura como es  una tesis de grado.

Para Torres Frías (11) la formación -la elaboración de la tesis es la última instancia de formación en el grado-, es una función orientada a dinamizar el proceso de transformación de la persona, de evolución de sus posibilidades y capacidades. Esta transformación exige dedicación por parte del sujeto sobre sí mismo, pero como dice el propio Bourdieu  “[…] la apropiación del capital cultural objetivado –y, con ello, el tiempo necesario para realizarla- depende principalmente del capital cultural incorporado en el conjunto de la familia” (10: p.216).

Respecto del segundo modo de capital cultural denominado objetivado, es decir, aquel que puede heredarse materialmente a través de bienes como libros, diccionarios, pinturas, esculturas, instrumentos, etc., no surgió en las entrevistas. Este tipo sí puede heredarse, pero para su aprovechamiento el sujeto debe contar con un bagaje cultural incorporado para poder extraer de ellos el beneficio.

Finalmente, el capital cultural institucionalizado, forma fundamental del capital cultural, materializado en diplomas otorgados por distintas instituciones universitarias al finalizar la carrera de grado, no puede ser legado, ni comprado, sino que debe ser adquirido por cada individuo. Este tipo de capital fue mencionado solo por cinco entrevistados; los demás egresados no contaron con un familiar que hubiera realizado una carrera de grado con tesis.

En las dos últimas décadas y con las modificaciones en la Ley de Educación Superior, aumentó el número de carreras que imponen como requisito de finalización la realización de una tesis de grado. Haciendo hincapié en el modelo universitario profesionalista que tienen muchas carreras, se accede a los títulos de grado sin realizar una tesis. Esto genera que muchos egresados no cuenten con referentes familiares que hayan atravesado este proceso porque finalizaron carreras tales como abogacía, ciencias económicas, medicina, o ingeniería, entre otras.

En relación con los distintos entornos familiares de los que provienen los egresados, encontramos dos ejemplos de valoración inculcada por la familia con respecto al estudio, con características diferentes. Que los padres no hubieran realizado una formación universitaria no condice con no reconocer el valor de la formación, ya que hubo entrevistados cuyos padres no accedieron al estudio en el nivel universitario pero lo valoraban hondamente, así como hubo otros que, en palabras de los informantes, prácticamente impusieron este camino.

Otras familias de entrevistados permitieron observar falta de comprensión de las particularidades que presenta este trabajo.
El capital familiar es la red de vínculos que sostienen a los sujetos a lo largo de un proceso. Algunos egresados llevaron a delante su tesis con autonomía, sin necesidad de un acompañamiento por parte de su familia.

En referencia a los apoyos familiares, se observó  que en muchas entrevistas la familia  se hizo presente mayormente brindando contención y aliento en los distintos momentos del proceso, en especial cuando las cosas no salían como esperaban los tesistas. Otra actitud familiar que algunos tesistas consideraron un apoyo consistió en acompañar, silenciosamente, sin presiones, ofreciendo espacio y tiempo para dedicarse a las actividades relativa a la investigación, además de participar más activamente en otros momentos brindando apoyo económico y facilitando contactos para la realización de las distintas etapas. También hubo un acompañamiento de este tipo brindado por pares o compañeros de trabajo.

 

2.4 Los aprendizajes alcanzados en la realización de las tesis

El recorrido por las experiencias permitió hallar referencias sobre aprendizajes académicos, profesionales y personales alcanzados por los entrevistados durante la elaboración de la tesis. La mayor cantidad de referencias respecto de los aprendizajes alcanzados se relacionó con cuestiones académicas, principalmente con la actividad investigativa. Sin embargo, también hubo referencias al desarrollo de recursos subjetivos, como por ejemplo la perseverancia, todos ellos necesarios para la concreción del trabajo.

En este sentido, podrían ubicarse tres aspectos del aprendizaje identificados en las entrevistas: el primero ligado a lo académico, el segundo asociado a la preparación para el desarrollo de la profesión, y el tercero, un proceso de índole más bien subjetiva que podría expresarse en términos de una maduración personal alcanzada en su proceso de tesis. También, se hizo alusión en las entrevistas a haber aprendido de los “errores” y las “adversidades”.  Esto nos permite considerar significativo que se asignara un valor positivo a ciertos momentos en que surgió la angustia.

Algunas experiencias compartidas en las entrevistas permiten considerar que la finalización de la formación de grado mediante una tesis, abonó el interés por seguir investigando, como se ha mencionado más arriba. Incluso de afrontar desafíos como escribir un libro. Asimismo, las dificultades que generaron malestar durante su proceso se transformaron, en algunos casos, en una actitud solidaria durante el trabajo de tesis de pares.

Otra egresada rescató un desarrollo mayor de su perspectiva crítica durante el desarrollo la tesis. Estas habilidades son necesarias para la actividad investigativa y es esperable que se despliegue en mayor medida durante la misma. El término habilidades es considerado como pertinente para pensar la transformación que acontece en quienes se inician en la práctica de investigar. Las investigadoras Mancovsky y Moreno Bayardo (12) diferencian el término “habilidades” de “competencias”, en tanto éste último –aunque no haya acuerdo universal al respecto-, se asocia a un cierto manejo técnico.

Moreno Bayardo entiende que lo que debe favorecerse en quienes se inician en la investigación, como es el caso de los tesistas de grado, es el desarrollo de “habilidades investigativas”. Esta construcción de habilidades investigativas se propicia en el marco de una experiencia, como la de elaborar una tesis, en tanto en esa experiencia es posible efectuar un análisis y una reflexión mediante la que se favorezca que una aptitud se transforme, progresivamente, en una habilidad. Gradualmente, mientras la persona siga desplegando esas habilidades, alcanzará un mayor grado de calidad en el trabajo que se realiza.

Dos aspectos identificados por los tesistas como favorecidos durante el proceso de tesis fueron: por un lado, mencionaron haber aprendido sobre escritura académica, y, por otro lado, encontraron su propia voz, una posición singular sobre el tema indagado. Incluso algunos de los temas estudiados en las tesis significaron una primera puerta de acceso a su desarrollo profesional, pues el proceso favoreció volverse un referente en el área temática investigada.

Sin embargo, estos aprendizajes no trajeron aparejadas una práctica valorada en el ámbito académico como es la publicación de artículos a partir del informe final, o de algún capítulo del mismo. Es usual para muchos profesionales presentar ponencias o participar en publicaciones especializadas con artículos producido a partir de las investigaciones en las que participaron. En el caso de la muestra con la que se trabajó en esta investigación, solo dos tesistas elaboraron artículos relacionados con su tesis para revistas científicas. Este dato coincide con el estudio de Carlino (13) que dice que muy pocos egresados publican las tesis y producen textos nuevos a partir de su reescritura.

Entre los entrevistados hubo tres de ellos que tuvieron posibilidad de realizar una tesis grupal. Los tesistas que elaboraron la investigación en equipo, dieron cuenta de los beneficios del acompañamiento grupal. Mencionaron dos ventajas: la primera consistió en el acompañamiento durante un proceso de trabajo intelectual novedoso y exigente; la segunda fue poder resolver dificultades con otros. El conocimiento científico, sistemáticamente construido es siempre una producción colectiva.

El trabajo conjunto favorece la socialización de las prácticas, de los valores de la comunidad en los principiantes. Los aprendizajes que pueden producirse mediante el esfuerzo colectivo agregan riqueza al proceso por la posibilidad de contar con la mirada y el aporte de otros miembros del equipo.

Mientras los tesistas de grado enfrentan tareas novedosas y complejas, deben hacer carne un nuevo rol: el de investigador. Esta nueva posición respecto de la relación con el conocimiento que tiene que ver más con la producción del mismo que con su asimilación o reproducción, se asocia con otra de las habilidades investigativas que Moreno Bayardo señala que la interacción humana es constante y sin embargo, en sí misma, no prepara para el trabajo grupal, para el intercambio enriquecedor, a pesar de que éste se oriente en intereses conscientemente compartidos. Entonces, no solo es relevante que cada miembro de un grupo esté dispuesto a iniciarse en aprender un oficio con otros, sino que no pierda de vista que el objetivo final de un trabajo de investigación es intentar ofrecer caminos mediante los cuales transformar algún aspecto del mundo compartido. Moreno Bayardo rescata la idea de que el desarrollo de la habilidad para socializar el conocimiento va de la mano del deseo de saber hacer, pero también del deseo de transformar y de dialogar, lo que puede significar la asunción de una ideología compartida. Estas ideologías solo pueden compartirse en un marco de trabajo colectivo. 

Otro aprendizaje identificado por algunos entrevistados fue la relación entre lo producido y la evaluación que se hace del mismo. El proceso de tesis tiene diferentes instancias de evaluación. La primera de ellas valora el proyecto de tesis. Y luego, una vez iniciado el desarrollo de las distintas instancias (preparación de los instrumentos de recolección de información, análisis de los resultados, escritura del informe)el tesista recibe devoluciones sobre sus avances, los cuales tendrán distinto grado de logro. Frente a las consideraciones sobre lo que se va produciendo gradualmente, las reacciones de los tesistas no siempre fueron receptivas, en el sentido de que en algunos casos, les llevó meses poder considerar sugerencias, señalamientos, observaciones o correcciones. Poder considerar una evaluación como un aporte al trabajo que se está realizandodemandó, en algunos entrevistados, un aprendizaje personal. Esto puede explicarse considerando el hecho de que, en general, los estudiantes no cuentan con experiencia en evaluar ellos mismos sus producciones, lo que favorecía mayor tolerancia a comentarios sobre su trabajo por parte de algún evaluador. Varios egresados manifestaron dificultades en este sentido.

Ya se ha mencionado que la implicación afectiva con el propio trabajo, es condición del esfuerzo que conlleva elaborar una tesis. Sin embargo, pareciera que el compromiso con el estudio de la matriz conceptual, las consideraciones metodológicas o la habilidad para exponer los resultados, etcétera, a veces queda rezagado respecto de ese compromiso afectivo. Hacer conciencia sobre los aspectos débiles u obstaculizadores del estudio que se desarrolla también debe ser considerado como una dimensión de los aprendizajes esperables que surgen en los proceso.

Mayormente, lo que provocaron las evaluaciones fueron comentarios que darían cuenta de una escasa experiencia de devoluciones anteriores favorecedoras de una mirada reflexiva sobre el propio desempeño. En este estado de cosas, muchas de las referencias sobre el impacto causado por las observaciones o señalamientos fueron significadas como subestimaciones de las personas de los propios tesistas. Esta situación pudo ser sorteada, pero demandó más o menos tiempo para volver a centrarse en lo que era necesario revisar.

En este sentido, es interesante rescatar la mirada de Mancovsky (12) quien considera la transformación de la persona en formación de la mano de una tarea reflexiva durante todo el proceso; entonces, paralelamente al aprendizaje y el trabajo de investigación y escritura, sería provechoso que el tesista se pensase asimismo. Para esta investigadora, la formación en investigación conlleva esfuerzos que no terminan en la adquisición de un sistema nuevo de saberes, sino que invita a “provocar cambios de comportamientos, métodos, representaciones y actitudes” (12: pp.16). Esta perspectiva se apoya en aportes que consideran a la formación siempre entramada a una intención, la cual implica, a su vez, una elección, tomada desde lo más profundo de ese sujeto; Beillerot, citado por Mancovsky y Moreno Bayardo, afirma con fuerza que quien se forma lo hace a costa de su curiosidad y su deseo, los cuales permiten soportar pruebas, entre las cuales cuenta el trabajo de transformación identitaria.

Distintos artículos de Carlino (13 y 8) han comunicado este cambio identitario que acontece en los tesistas durante su proceso de investigación. En los procesos de tesis la identidad del sujeto-tesista sufre un cambio de estado que se experimenta en dos planos: el psicológico y el discursivo. Realizar una tesis implica un cambio personal, ya que exige el replanteo de quién ha sido ese tesista, quién es y en quién devendrá. Incluso, es oportuno considerar que el acceso a un título conlleva una expectativa de ascenso social, que produce una transformación del yo frente a otros. En definitiva, estos atravesamientos dela evaluación que impactan en el plano personal -dependiendo de cada caso-, también provocan resonancias en distintos momentos del proceso de elaboración de la tesis.

En otras ocasiones, el malestar que provocó la instancia de evaluación del informe final se relacionó con la demora en los tiempos de las correcciones. Según la expresión popular, el que espera, desespera. Esto señala una situación en la que el evaluado queda a expensas de tiempos ajenos, que pueden generar ansiedad o angustia en algunos casos. Tal como ya se consideró, la evaluación enfrenta al tesista al potencial pedido de modificaciones, lo cual alarga los tiempos del proceso y puede desgastar la motivación individual. También es cierto que los pedidos de corrección no siempre son formulados de manera detallada o explicitando claramente lo que se espera, o de qué manera, o con qué recursos lograrlo. Puede observarse, variadas son las posibles fuentes de “resistencia” a las evaluaciones que puede recibir un informe de investigación.

 

2.5 Darse cuenta y hacerse cargo de los procesos de tesis

Desde la teoría de la Gestalt, Perls (14) definió el proceso de “darse cuenta o toma de conciencia” (awareness) como la capacidad que tiene una persona para reconocer lo que está sucediendo dentro de sí misma y en el mundo que la rodea.

Darse cuenta significa tomar conciencia de sí mismo, de lo que se es, de las actitudes, del tipo de relación interpersonal que se mantiene con los otros en el aquí y ahora. En otras palabras, el darse cuenta le permite al sujeto, ponerse en contacto con los objetos y acontecimientos del mundo que lo rodea, consigo mismo y con sus propias fantasías.

El primer paso de este proceso consiste en determinar cómo se establece el encuentro con los otros, con el medio y con uno mismo. El segundo paso es centrarse, ya que cada sujeto es el eje y motor de aquello de lo que se ha dado cuenta.

Finalmente, el hacerse cargo tiene que ver con valorar el propio actuar y con tomar una nueva dirección, para retroalimentarse y cambiar. De esta manera se pone de relieve la transformación de quien se aboca a un trabajo potencialmente transformador como puede ser aprender, en términos generales, o en un proceso particular de aprendizaje como el que se pone en juego al elaborar una tesis de grado.

Varios de los entrevistados pudieron contar su experiencia desde sí mismos, es decir, reflexionando sobre su proceso y haciéndose responsables de él en diferente grado. A lo largo de las particulares trayectorias, se encontraron referencias sobre “darse cuenta” de que la tesis tiene dos recorridos: uno teórico y metodológico, y otro subjetivo. La entrevistada que hizo esta referencia celebró haber podido integrar ambos aspectos, lo que le permitió, a su entender, que pudo sortear los obstáculos propios de toda investigación, y al mismo tiempo, disfrutó del proceso.

Este “darse cuenta” se asoció también con el protagonismo en el propio proceso de investigación; concebir el propio rol de este modo permitió, a algunos tesistas actuar como proveedores de los recursos necesarios durante el trabajo; a su vez, asumir la función, los tiempos del proceso de investigación, pudieron aprovecharse para encontrar un “pensamiento propio”.

Darse cuenta de que el proceso de tesis tiene aspectos ventajosos, más allá de que sea un requerimiento institucional, puede contribuir a hacerse cargo de esta tarea desde una perspectiva interesante, genuinamente enriquecedora. Cuando este fue el modo, algunos entrevistados advirtieron “sensación de positividad y alegría”, disfrutaron el proceso, desarrollaron estrategias más creativas, así como compartieron su experiencia con otros. Los relatos de quienes pudieron atravesar su proceso de tesis con una mirada de crecimiento interior y de fortalecimiento personal, incluyeron referencias a aprendizajes, emociones, autonomía e implicación con la investigación realizada. Inclusive, fue posible significar la propia experiencia de investigación como punto de partida para otras actividades académicas.

Sin embargo, no todos los relatos aportaron referencias a “darse cuenta” para poder “hacerse cargo” durante la elaboración de la tesis. Una de las participantes del estudio advirtió, durante la entrevista, haber encarado la tesis sin acompañamiento del director o de la institución, ni recursos suficientes. Sin haber advertido a tiempo la importancia del rol del director durante un trabajo de estas características, describió el vínculo con el tutor como “amigable”; solo tardíamente distinguió que esta condición no era suficiente, y por lo tanto no se dirigió a esta figura para solicitar colaboración u orientación.

Por el contrario, otra entrevistada mencionó haber detectado aspectos personales que funcionaban como obstáculo en su proceso de elaboración de la tesis, lo que la resolvió a trabajar sobre ellos. Así fue que pudo, sobre la marcha, producir modificaciones necesarias para poder potenciar su proceso de investigación y de escritura del informe.

 
2.6 Otros aportes individuales que inciden en los procesos de tesis

Con relación a los aspectos individuales que facilitaron y obstaculizaron los procesos de tesis, fue posible identificar, en la mayoría de los casos, el sentimiento de soledad. Éste, a su vez, generó angustia y ansiedad, lo que lentificó o paralizó el trabajo, dilatando los tiempos.

Esta situación pudo vincularse con el hecho de que la tesis se presentó como una experiencia “novedosa”, “desconocida”. Recorrer una ruta sin mapas ni referencias suficientes, dificultó también visualizar el valor de los aprendizajes adquiridos durante  esta etapa de la formación académica.

Sin embargo, en algunos casos, este mismo sentimiento operó como movilizador de estrategias para “sobrevivir” a la experiencia: entre ellas fueron mencionadas la iniciación de una terapia individual –no solo motivada de las dificultades en el proceso de tesis-, o considerar distintas estrategias para “libidinizar la tesis”, es decir, para poder pensarla como valiosa y productiva, y encontrar así motivación para afrontar distintos obstáculos. Simultáneamente, en algunos relatos, esta instancia de la formación de grado pudo ser asumida como una oportunidad de madurar e independizarse, de ensayar ideas propias y de manejar tiempos distintos a los propuestos por el cursado de la carrera de grado. En estos casos operaron como un soporte de relevancia el deseo de saber, de cerrar una etapa o, por ejemplo, modificar la propia situación (de estudiante, independencia económica, de trabajo no deseado).

Un elemento facilitador sin dudas fue el apoyo familiar (emocional, económico) que suple, en ocasiones, otro tipo de apoyo como es el capital cultural, vinculado esto al hecho de que muchos de estos tesistas eran el primer universitario en la familia.

 

3. Conclusiones

Para finalizar, es importante señalar la necesidad permanente de indagar y reflexionar sobre los procesos de tesis para advertir, por ejemplo, si las emociones negativas asociadas a ese trabajo funcionan como obstáculo durante la elaboración de la misma y/o también minan la posibilidad de iniciar en el futuro otras carreras, además de favorecer la propagación de una visión negativa sobre este modo de finalización de una carrera.

Asimismo, es pertinente invitar a las instituciones a propiciar la generación y sostenimiento de dispositivos de acompañamiento a estos procesos, tanto para los propios tesistas, como para docentes que se inicien en la compleja tarea de dirigir, de enseñar a investigar y de escribir. En caso de contar con estos espacios institucionales, sería favorable dar la importancia que tiene el hecho de poder socializar las preocupaciones individuales, ya sean de orden personal en relación con las capacidades para el desarrollo del trabajo o de orden teórico o metodológico, pues ambos podrían obstaculizar el proceso intelectual complejo que conlleva la investigación y la escritura del informe final.

Respecto del capital familiar y cultural, en una universidad joven como la UADER, será frecuente por algunos años más la ausencia de referencias familiares directas vinculadas con las tesis. La mayoría de los estudiantes, como ya se mencionó, serán los primeros egresados universitarios con este modo de acceso a un título, situación que sin duda tiene sus repercusiones a lo largo de todo el proceso. Por ello, fueron muy importantes los apoyos que recibieron de su entorno más próximo, sobre todo de sus pares, para poder avanzar y lograr el objetivo de recibirse.

Otro aspecto a señalar, es que para muchos egresados, el trabajo de producción de la tesis concluye en el momento de la defensa del informe final. Son escasos los egresados que tienen la intención de publicar sus resultados o reflexiones sobre éstos en medios especializados. La ausencia de este tipo de experiencias señala que la comunicación del conocimiento producido aparece en las experiencias de los tesistas de grado como algo separado del proceso de investigación. Qué rol les cabe a las instituciones y a los directores de tesis en este asunto, es un posible punto de partida para próximas reflexiones.

A partir de estos dichos se puede considerar entonces que el desarrollo de la capacidad para percibir el propio mundo cognitivo y emocional, es un elemento clave en el proceso formativo del egresado. Muchos tesistas lograron ubicar aspectos personales durante su experiencia de tesis, advertir lo que les estaba sucediendo, lo que estaban sintiendo y percibiendo, por lo cual se afirma que se dieron cuenta de su protagonismo y desde esa posición se hicieron cargo de su proceso de tesis.
Puede sintetizarse que variados aprendizajes fueron adquiridos en el proceso de tesis, ya sea que se diferenciaran en personales, académicos y profesionales.

Desarrollar la paciencia y la tolerancia a la frustración durante el avance en distintas etapas del estudio, junto a aspectos más técnicos como el aprendizaje de la escritura académica, advertir la relación entre los conceptos teóricos y la elaboración de guías para la entrevista o analizar la información relevada, no fueron parte de las expectativas al inicio del proceso de tesis. El aumento de estas habilidades académicas, en términos amplios, fue algo inesperado. Sin descuidar el hecho de que todos los sujetos entrevistados lograron finalizar sus tesis, podemos afirmar que esta experiencia favoreció una serie de aprendizajes tanto a nivel académico como personal. La capacidad de “darse cuenta” del proceso otorgó un plus al aprendizaje vivido.

 

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